IDEAS
El país donde las universidades públicas son un gran negocio
En Estados Unidos, muchos estudiantes deben contraer deudas de varias decenas de miles de dólares para cursar sus estudios universitarios. Son tan altos los costos de la educación superior en dicho país que los jóvenes deben trabajar por varios años luego de haberse graduado para poder pagar la deuda que contrajeron para estudiar. Esta realidad es similar a la peruana, aunque en nuestro país quienes se endeudan suelen ser los padres y no los hijos.
Para escapar de la deuda, muchos jóvenes ahora están buscando nuevos lugares donde estudiar. El destino ideal es un país donde el costo sea bajo (aunque si es gratis es mejor) y que la calidad sea muy buena.
Desde hace ya algunos años, Alemania se ha convertido en un destino importante de jóvenes estadounidenses que desean cursar estudios universitarios. Solo en los últimos tres años, el número de estudiantes provenientes de Estados Unidos se ha incrementado en 20%. Hoy ya son 4,600 estudiantes estadounidenses matriculados en universidades alemanas.
¿Por qué Alemania decide aparentemente nadar contra la corriente? ¿Por qué se empeña en ofrecer una educación de alta calidad y prácticamente gratuita (un estudiante puede tener que pagar USD 120 por semestre a cambio de lo cual recibe un boleto de transporte público válido para todo el semestre)? ¿Por qué Alemania decide gastar en promedio USD 14,600 por estudiante con este sistema mientras que en Estados Unidos la deuda privada de los estudiantes supera los USD 1.3 miles de millones?
La razón que esgrimen los alemanes es que los estudiantes extranjeros traen conocimientos y experiencias que terminan creando trabajo, por ejemplo, cuando tienen una idea de negocio y se quedan en ciudades propicias para los nuevos emprendimientos como Berlín.
Sin embargo, esta razón no es tan poderosa como el frío cálculo de los financistas del gobierno alemán, quienes señalan que: “Incluso sin cobrar matrícula, basta que un 40% se quede por cinco años y pague impuestos para que recuperemos los costos”.
Es decir, la mejor inmigración es, para los alemanes, aquella en la que se asegura que los inmigrantes tengan los certificados necesarios, que no tengan problemas de idioma y que conozcan la cultura. Estas características se consiguen con mayor facilidad cuando una persona pasa algunos años estudianto en una universidad alemana.
Aun cuando algunos políticos alemanes no descartan que en un futuro el cobro por estudiar en la universidad se incremente, otros señalan con convicción que el modelo actual funciona y que prueba de ello es el liderazgo mundial de Alemania en el comercio internacional y en la producción industrial. Para los alemanes, el hecho de que el acceso a la educación de calidad no esté atado al estatus social, no se trata de una política asistencialista sino resultado de una decisión puramente económica.
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