IDEAS
Los cerebros creativos
Cualquier persona con capacidades artísticas ha sentido ese momento de inspiración, en el cual parece que repentinamente se puede crear lo que sea. Pero, a la vez, la inspiración siempre ha sido un gran misterio. Los antiguos griegos identificaban el estado como “ser visitado por las musas” y los cristianos la veían como la huella de Dios en el hombre.
Pero, ¿puede la ciencia explicar cómo ocurre la inspiración? A lo largo de los años se han realizado distintos estudios para establecer cómo es que funciona el cerebro en esos momentos. Recientemente, un nuevo estudio ha complementado algunas cosas que ya se sabían al respecto, afirma el artículo de The Atlantic, titulado “Mapping Creativity in the Brain”.
En un estudio publicado en el año 2008 en PLOS, bajo el nombre de “Neural Substrates of Spontaneous Musical Performance: An fMRI Study of Jazz Improvisation”, se pedía a músicos de jazz que improvisaran una melodía mientras se escaneaba su cerebro con un aparato de resonancia magnética. Lo que se descubrió fue que, al momento de improvisar, la parte del cerebro conocida como la corteza prefrontal dorsolateral (DLPFC por sus siglas en inglés) se volvía menos activa. Esto resulta interesante teniendo en cuenta que esa parte es la que se encarga de planificar, inhibir y auto-restringir nuestras acciones.
En otras palabras, cuando los músicos improvisaban, su sentido de inhibición se volvía menor. Eran, en cierto modo, más “libres”.
Ahora, un nuevo estudio publicado en Scientific Reports, titulado “Emotional Intent Modulates The Neural Substrates Of Creativity: An fMRI Study of Emotionally Targeted Improvisation in Jazz Musicians”, ha complementado esta información. En este, se siguió el mismo procedimiento que en el anterior, pero antes de que improvisaran se les mostraba a los músicos fotos de mujeres con expresiones positivas, neutrales y negativas.
Con esto, se encontraron cosas aún más interesantes. Cuando se mostraba la imagen positiva, los artistas creaban arte que ellos llamaban “más profundo”, pero les producía menos placer que al improvisar luego de ver una imagen con expresión negativa. Al parecer, hacer música “triste” provoca una mayor sensación de recompensa y todo indica que los involucrados creen que se debe al hecho que el riesgo emocional es mayor.
Sin embargo, aun con estos estudios la forma en que se produce la inspiración sigue siendo un misterio. No se sabe si es que el cerebro funciona de la misma manera para otras clases de arte o para distintas formas de música. Pero, sí nos acerca cada vez más a una respuesta a esta incógnita.
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