IDEAS
La felicidad en tres segundos
Eso de que la felicidad no es un estado permanente y que más bien son pequeños momentos de cada día, no solamente es cierto sino que cada vez más se intenta probar.
Chade—Meng Tan, es una de esas personas que hoy dedican su vida a demostrarle a la gente a disfrutar de la felicidad. Sin embargo, su historia es más parecida a la de cualquier ejecutivo de una gran transnacional.
Tan fue el empleado número 107 de Google cuando trabajaba como ingeniero en dicha compañía y como muchos se pueden imaginar ganaba mucho dinero, pero no le gustaba como era su vida, y en lugar de deprimirse empezó a aprender a disfrutar de los pequeños momentos de felicidad que es vital aprender a experimentar porque se lo contrario no nos damos cuenta de que existen.
Para Tan, hay una gran cantidad de cosas que las personas disfrutan o experimentan de forma agradable que los hace sentir felices y que no lo saben. La mayoría de las personas no se da cuenta que lo importante de la vida muchas veces está en esas pequeñas cosas del día que nos dan satisfacción.
El problema es que tener una vida ajetreada, llena de trabajo y responsabilidades, hace especialmente complicado fijarse en los pequeños detalles de felicidad que se pueden encontrar en el día a día.
Por ello, hay que seguir una rutina para aprender a ser más feliz, afirma el artículo de Quartz, titulado “Google’s former happiness guru developed a three-second brain exercise for finding joy”, donde se cuenta con detalle la filosofía de Tan.
Beber un vaso con agua fresca, saborear una tableta de chocolate, poder caminar del trabajo a la casa sin tener que perderse en el tráfico, ir camino al trabajo mientras se mira el mar, entre otros, son pequeñas cosas que nos llenan de felicidad.
Lo que hay que hacer con ellas es notarlas para poder saborearlas en todo el sentido de la palabra.
Esto ayuda a crear el “hábito de la felicidad” que tiene tres elementos necesarios: (i) el gatillo que vendría a ser el momento placentero o aquella pequeña cosa que nos da placer; (ii) la rutina sería percatarnos de que lo hemos experimentado; y (iii) la recompensa vendría a ser la sensación de felicidad que ese hecho proporciona.
En pocas palabras, cada vez que hagas algo placentero, detente un momento a percatarte de ello. Al inicio no pasará nada, pero luego de un tiempo, te sentirás más alegre, algo que todo el mundo necesita.
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