IDEAS
Una mochila para el éxito
Los chicos acaban de empezar el colegio y aunque los padres que tienen experiencia normalmente ya han desarrollado un método para apoyarlos, lo cierto es que cualquier recomendación, estrategia o truco compartido, puede ayudar a que nuestros hijos tengan un mejor desempeño en la escuela.
Un reciente artículo del Washington Post, se ocupa de la mochila, llegando a sugerir que si queremos que nuestros hijos sean exitosos, hay que ayudarlos a ordenar su mochila. Teacher says: Want your child to succeed in school? Help them clean out their backpack
Mi experiencia en el tema me hace creer que Daniela Losse, la profesora sobre cuya teoría se basa ese artículo, tiene razón.
En la mochila importa lo que tiene, lo que no tiene y las facilidades que los niños tiene para moverse en ellas, esto es, para encontrar lo que buscan, entre otros.
En la medida que los niños van creciendo y los profesores ya no hacen seguimiento niño por niño para asegurarse de que lleven o traigan los materiales que necesitan para hacer sus deberes, si los niños han ido interiorizando el sentido de la responsabilidad y la autonomía, ellos solos sabrán qué traer, qué llevar, dónde archivar los documentos y cómo asegurarse de que tienen todo lo que necesitan en casa o en la escuela.
Sin embargo, no todos los niños maduran por igual, interiorizan el sentido de responsabilidad, cuidado, orden, prioridad, ni mucho menos aprenden a tener autonomía. Hay niños que a los 8 o 9 años quieren que sus padres sigan haciendo sus deberes con ellos, cuando ya deberían aprender a hacerlos solos sin tener demasiada supervisión, entre otras manifestaciones que revelan su escaso nivel de autonomía.
Precisamente por eso, Losse sugiere a los padres 5 cosas para ayudar a los hijos a ser más organizados en general, a partir del orden con el que llevan sus mochilas. Entre ellas están revisar la mochila una vez por semana, involucrarlos en la tarea de ordenarla, ignorar sus reclamos, separar los documentos por temas (ahora los colegios usan colores por materias) y, repetir esas tareas hasta estar seguros de que se les ha hecho hábito manejar una mochila ordenada.
Si no hacemos eso, probablemente el día menos pensado nos demos cuenta que no han traído los libros que necesitan para hacer los deberes, que tiene la bolsa de aseo incompleta, dos camisetas sucias, juguetes que no debe llevar, exámenes que no nos han dado a firmar, comunicaciones de la escuela que nunca hemos visto, entre otros.
La clave es que los chicos se creen el hábito de mantener un cierto orden en la mochila que refleje que pueden encontrar rápidamente aquello que buscan o necesitan y que no existe riesgo alguno de perder los deberes en medio del desorden.
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