HISTORIAS
Oxford y su estrategia para no ser tan elitista
Uno de los dramas de la pobreza es la falta de acceso a oportunidades y esa fórmula es la que termina definiendo lo que los seres humanos pueden llegar a ser o no en la vida.
Si bien, no se necesita ser rico para ser un genio, lo cierto es que no sirve de nada serlo, si no se puede capitalizar el talento con el que una persona nace. Para permitirlo, algunas de las mejores universidades del mundo ofrecen cupos u otorgan becas para los mejores estudiantes con el fin de que enriquezcan los grupos de estudiantes con su aporte y para mejorar la diversidad que caracteriza a sus alumnos.
Sin embargo, esto no ocurre con todas las universidades y una de ellas es la de Oxford, según afirma el artículo de The Economist, titulado “Oxford University tries a new approach to recruiting poor students”, sobre el que se basa esta nota.
Dicha universidad, es reconocida como una de las más antiguas del mundo, alma mater de 7 de los últimos 10 primeros ministros de Inglaterra, calificada como la mejor universidad del mundo, aunque también una de las más exigentes.
El problema que tiene es que cuando se analizan sus números, aún está lejos de acoger a una cantidad respetable de alumnos de las clases más bajas por más inteligentes o con potencial que estos sean.
Hay algunos factores que están detrás de estos datos reales:
- Los alumnos pobres no suelen aplicar a esta universidad por una razón económica: las aplicaciones se realizan en octubre, mientras que los estudiantes están en clases, a diferencia del resto de universidades que son en diciembre. Como consecuencia de ello, los estudiantes pobres no pueden costear las aplicaciones, además de la matrícula escolar.
- La universidad busca a los mejores alumnos, basándose en sus notas y qué tal les va en el colegio, pero la estadística señala que hace muy pocas ofertas de entrevistas a los alumnos pobres.
Todo esto ha llevado a que las autoridades de la universidad implementen una suerte de centros de estudios superiores intermedios, donde los alumnos pobres reciben un curso de un año completamente gratis, de forma que puedan nivelarse en conocimientos con los alumnos de colegios privados, antes de descartar aplicar a Oxford.
Ojalá las universidades privadas de nuestro país, hicieran esfuerzos similares para favorecer a los estudiantes de provincia, cuyo nivel no necesariamente es el mismo de un alumno de un colegio de Lima, por lo que muchas veces encuentra dificultades para adaptarse a las aulas universitarias aun cuando acceda a ellas.
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