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Las “cómodas” de la muerte

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Tres niños murieron como consecuencia de accidentes asociados a un mueble que se les vino encima.
02 de enero de 2017
Red star
Por qué es importante
El juez también ha dictaminado que la empresa debe donar USD 150,000 a un hospital para niños, y USD 100,000 a una organización de seguridad para niños, además de invertir más en su programa “Secure It”.

El concepto de Ikea es fenomenal. ¿Quién podría dudarlo? En el Perú esta franquicia no ha llegado, pero en los países donde está instalada tiene mucho éxito porque vende muebles y artículos para el hogar funcionales, fáciles de armar y a precios normalmente accesibles.

Sin embargo, últimamente ha estado en la noticia por razones no tan positivas. Y es que uno de sus muebles ha provocado la muerte de tres niños debido a que un mueble de la empresa les ha caído encima. El gran problema es, por supuesto, que nunca debió suceder tres veces, pero parece que la empresa no hizo su mejor esfuerzo para asegurar sus productos, luego de que ocurriera el primer caso. Al menos eso afirman los padres de los difuntos, afirma el artículo de NPR, titulado “Ikea To Pay $50 Million Over 3 Toddler Deaths From Dresser Tip-Overs”, sobre el que se basa esta nota.

En 2014, Curren Collas y Camden Ellis murieron debido a que un mueble de la línea de vestidores MALM de la empresa les cayó encima. Esto hizo que la empresa iniciara un programa llamado “Secure It” (“Asegúralo”) para poder asegurar el mueble a la pared, esperando evitar así que se caiga hacia delante. Sin embargo, luego de ese esfuerzo, Ted McGee murió en febrero de este año por exactamente las mismas razones.

Si bien la empresa se llevó voluntariamente 29 millones de sus vestidores para analizarlos, el suceso hizo que se iniciara un proceso de juicio de parte de las tres familias afectadas contra IKEA. Luego de un largo tiempo, ambas partes parecen haber coincidido en la entrega de USD 50 millones, los cuáles serán repartidos equitativamente entre todas las familias afectadas. Sin embargo, el juez también ha dictaminado que la empresa debe donar USD 150,000 a un hospital para niños, y USD 100,000 a una organización de seguridad para niños, además de invertir más en su programa “Secure It”.

El gran problema de fondo es que nunca se debió llegar a este punto para tomar todas las medidas del caso. La primera muerte debió bastar para que los encargados se dieran cuenta que había algo malo con los muebles, quizás llevándolos incluso a retirarlos del mercado.

Una pérdida monetaria en la producción no equivale en ningún caso a la vida de tres niños pequeños.

La indemnización para sus familias no les devolverá la vida, pero el hecho que se condene a la empresa afecta a lo más valioso que tienen: su reputación no solo de hacer bien sus muebles sino de que estos sean seguros.