HISTORIAS
Diversidad para la ciencia: una obligación
El término raza, empleado para muchas especies biológicas, comenzó a aplicarse al ser humano para clasificarlo en grupos de acuerdo a sus características físicas y orígenes. Esto fue acompañado de diversas teorías acerca de la superioridad de una raza sobre la otra y todo tipo de discursos al respecto, siempre con la “raza blanca” en la cima de la pirámide.
Junto a la opresión ejercida en nombre de la “raza” se encuentra la preponderancia del hombre en detrimento de la mujer y la discriminación religiosa. De esta forma el mundo fue liderado por muchos siglos por hombres blancos respaldados por importantes agrupaciones religiosas.
Si bien es cierto la vida está cambiando alrededor del globo gracias al progreso de la humanidad hacia una sociedad igualitaria para todos, este cambio de dirección se encuentra aún en marcha y el ámbito laboral es el más grande reflejo de ello. Un reciente artículo de Pacific Standard, titulado “Here are four myths about diversity in science” y desarrollado con la colaboración de científicos de distintas áreas, se enfoca en el campo de la ciencia y la investigación para demostrar que aún existe mucho que hacer para fomentar la inclusión de minorías en el mundo.
Hannah Valantine, cirujana y directora en jefe encargada de la diversidad entre los colaboradores del National Institute of Health, niega que no exista suficiente cantidad de graduados en ciencia latinos y negros. “De hecho la cifra alcanza los 1760 egresados anualmente”, por lo cual sí hay profesionales que contratar. Sin embargo, cuando los comités de investigación buscan nuevos colaboradores descartan a todos aquellos que no hayan estudiado en instituciones importantes o no cuenten con publicaciones en revistas científicas de renombre, lo cual deja de lado gran parte de la diversidad. Una solución a esto es una herramienta de búsqueda, creada por la propia Valantine, que permite encontrar profesionales que reúnan las características requeridas sin tomar en cuenta su color de piel, religión o género.
Por su parte, Sherilyn Black, neurocientífica y directora del Office of Biomedical Graduate Diversity de Duke University School of Medicine, señala que existe la errada idea de que los estudiantes pertenecientes a las minorías necesitan más apoyo para alcanzar sus metas. Lo que realmente ocurre es que dichos alumnos no se sienten bienvenidos ni motivados en sus ambientes de estudio. Esto se debe en parte a que existe una gran expectativa sobre su desempeño, pero no se les brindan las herramientas suficientes. Se debe considerar el impacto que genera en todo estudiante integrarse a la vida universitaria y no tomarlo como un factor de poca importancia.
Otra idea equivocada gira entorno a la creencia de que un prominente maestro de piel blanca no puede enseñar a un alumno perteneciente a las minorías. Black indica que en lugar de crear diferencias, se debería fomentar la convivencia y el intercambio de ideas entre profesores y estudiantes de distintos orígenes pues de la convergencia pueden brotar grandes ideas y un aprendizaje bidireccional.
Finalmente, Gabriel Montaño, biólogo de Los Alamos National Laboratory y presidente de la Society for Advancing Chicanos/Hispanics & Native Americans in Science, afirma que no se debería menospreciar la riqueza de un grupo compuesto por personas de distintos orígenes sociales y/o religiosos. Una parte importante de la investigación es el aporte de puntos de vista distintos entre sí y contar con historias y experiencias diferentes es de gran importancia.
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