HISTORIAS
China no quiere dejar caer su moneda
China es, actualmente, una de las más grandes economías junto con Estados Unidos y Rusia. Debido a esto y buscando acrecentar más su presencia mundial, el gobierno ha iniciado un plan para internacionalizar su moneda. Sin embargo, parece que estas intensiones han tomado un plano secundario frente a otros problemas.
Al parecer, lo que inició como un plan para hacer a China más grande terminó en un intento de mantener al país a flote, luego de que su moneda (el renminbi) empezara a devaluarse rápidamente frente al dólar. Por tanto, el gobierno ha empezado a endurecer las reglas que previamente establecidas para los bancos nacionales con el fin de evitar esta situación, afirma el artículo de Financial Times, titulado “China clamps down on banks moving currency overseas”.
Originalmente, el gobierno había promovido el uso internacional de la moneda, buscando internacionalizarla. Es así que por ejemplo Beijing, la cual promovía el uso del renminbi en compañías, las invitaba a que la usen en transacciones internacionales, reembolsos de préstamos a los accionistas y remesas de dividendos.
Sin embargo, como se mencionó, el plan original ha sido detenido luego de la creciente devaluación del renminbi frente al dólar, lo que ha llevado al gobierno chino a tomar acciones un poco más drásticas.
Mientras que en un principio los bancos eran invitados a usar la moneda de forma internacional de la mayor medida posible, hoy son obligados a importar 100 renminbis por cada 100 renminbis que salen del país. En otras palabras, el gobierno busca asegurarse que no haya salidas de la moneda china. Sin embargo, este es únicamente el caso de los bancos de Shanghái, otros bancos tienen un mayor problema.
Por ejemplo, los bancos de Beijing deben importar 100 renminbis por cada 80 remitidos al exterior a clientes internacionales.
La devaluación del renminbi frente al dólar también ha conseguido que los reguladores chinos busquen evitar esto vendiendo las reservas de divisas del país. Sin embargo, para evitar agotarlo más de lo que está, los reguladores han iniciado la implementación de controles y reglas más estrictas, como las mencionadas anteriormente.
En un escenario macro esto podría cuestionar la buena imagen que China generó en Davos, cuando el presidente Xi Jinping anunció que su país defendía la globalización. Endurecer sus medidas internacionales podría no ser bien visto, por más que haya un buen motivo detrás de sus acciones. China solo puede esperar resolver este problema lo más pronto posible.
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