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Los beneficios del desorden

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Un espacio desordenado no siempre es síntoma de caos interno.
08 de febrero de 2017
Red star
Por qué es importante
Obsesionarse con el orden y los esquemas puede incrementar los niveles de estrés, frustración y ansiedad en la persona.

Muchos psicólogos y expertos afirman que el espacio de trabajo o el espacio privado de una persona es el reflejo de la psique y las emociones de la misma. En este sentido, alguien que mantiene su dormitorio y/o escritorio en perfecto orden es una persona más organizada, responsable y estable emocionalmente. Por el contrario, aquel que es desordenado sufre de conflictos internos y demás. Estas afirmaciones han llevado que muchas personas se esfuercen por mantener sus espacios limpios y estructurar su día a día en un intento por traer orden a su mundo interior también.

Sin embargo, el efecto podría ser completamente opuesto. Según un artículo de Quartz,  titulado “The psychological benefits of giving up on cleaning and embracing the mess”, tratar de tener todo bajo control y en orden puede afectar la estabilidad emocional de la persona.

En una oficina existen dos tipos de personas: los archivadores, quienes mantienen sus escritorios prácticamente vacíos y sus papeles meticulosamente organizados en carpetas, y los apiladores, personas que acumulan todos sus documentos en pilas. En 2011, Steve Whittaker y Julia Hirschberg, en aquel entonces investigadores de los laboratorios AT&T, realizaron un pequeño experimento con un grupo de archivadores y otro grupo de apiladores y se les pidió que se deshicieran de ciertos papeles. Los archivadores demostraron mayor dificultad para hacerlo, pues al tener sus documentos sumamente organizados se sentían vinculados a ellos de cierta forma. Por el contrario, los apiladores se deshicieron  de sus archivos sin mayor problema y demostraron saber qué tenían sobre su escritorio a pesar de que no estuviera en orden.

Por otro lado, agendar las actividades que se realizan día a día puede causar una sensación de fracaso y frustración en la persona. Esto se debe a que las metas que se establecen no pueden ser cumplidas ya que surgen eventos inesperados y las tareas se aplazan y acumulan cada vez más. Al final del día es posible que no se haya cumplido con nada de lo planificado y eso solo hará que la persona se sienta más presionada. Para esto los expertos recomiendan agendar solo aquellos compromisos inamovibles, como reuniones o conferencias, en lugar de intentar programar cada actividad.

Algunas personas son ligeramente desordenadas pero comprenden su desorden y son capaces de encontrar lo que necesitan sin mucho esfuerzo. Sin embargo, otras se sienten asfixiadas en su propio caos. En estos casos es altamente recomendable estructurar un poco las cosas, de manera que no se convierta en un problema.

Obsesionarse con la organización y la planificación solo contribuirá a incrementar los niveles de ansiedad y estrés en la persona. Lo mismo podría ocurrir en una situación opuesta. Lo ideal es encontrar un punto medio.