HISTORIAS
Vitaminas: ¿beneficio o desperdicio?
Las personas mayores suelen hacer referencia a la manera en que los alimentos no son igual de nutritivos hoy como lo eran décadas atrás. Es cierto que los productos “naturales” que se consumen día a día en realidad son procesados o contienen ciertos compuestos que no son necesariamente naturales. En otras palabras, a menos que el alimento provenga de un cultivo en su jardín, las posibilidades de que no haya sido intervenido de alguna forma son casi nulas.
El problema es que, mientras los productos se hacen menos nutritivos, las personas siguen necesitando de esas vitaminas, minerales y demás nutrientes para mantenerse sanas. Es aquí donde entran a jugar las vitaminas o suplementos alimenticios que prometen aportar todo aquello que la comida no puede. La mayoría de las personas, especialmente los adultos, consumen estas cápsulas en mayor medida conforme pasan los años y sus organismos necesitan más “ayuda” para continuar sanos. Sin embargo, es posible que dichos medicamentos no tengan ningún efecto real en el sistema, y que muchas personas hayan malgastado su dinero, afirma The Guardian en su artículo “Multivitamins a waste of money and just create 'very expensive urine'”, el mismo que ha inspirado esta nota.
La voz de alerta llega desde Australia, donde siete de cada diez personas consumen vitaminas o suplementos alimenticios como parte de su rutina diaria. Las tasas de consumo han despertado la curiosidad de los expertos ya que no existirían evidencias fidedignas de que dichos multivitamínicos sean beneficiosos para quienes los usan.
Ken Harvey, profesor adjunto del departamento de epidemiologia y medicina preventiva de Monash University, respalda esta posición y afirma que los únicos beneficiarios del alto consumo de vitaminas son los laboratorios encargados de su fabricación. “Lo que las personas necesitan es una buena dieta”, señala. Sin embargo, este sería otro problema para la población australiana, pues la mayor parte de ella no se alimenta correctamente. De acuerdo al Australian Self Medication Industry, “los suplementos de vitaminas y minerales pueden jugar un rol muy importante para el 52% de los adultos australianos quienes no consumen la cantidad de frutas recomendada o el 92% que no ingiere los vegetales necesarios”. Este patrón se repite, evidentemente, en muchos otros países, como Estados Unidos, donde las personas pretenden compensar su mala alimentación con el consumo de multivitamínicos. Pero esta no es la solución adecuada.
Esto ha llevado a que la Therapeutic Goods Administration (TGA), organismo regulador, fomente la instauración de una reforma que obligue a los laboratorios farmacéuticos a adjuntar alguna clase de indicación de que su producto ha sido probado y que es seguro y eficaz. “La norma ayudará que los consumidores australianos tomen decisiones informadas acerca del uso de medicinas complementarias”.
Regulaciones como estas podrían ser replicadas en el Perú, por ejemplo, donde las personas tienden a auto medicarse o seguir las recomendaciones de los vendedores de las farmacias. Es importante que cada persona sea consciente de los beneficios o perjuicios que puede traerle el consumo de un medicamento o una vitamina.
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