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La cremación líquida
Las personas han enterrado a sus muertos desde tiempos muy remotos. Sin embargo, para algunos visitar las tumbas de sus seres queridos es una actividad poco atractiva y consideran más oportuno mantener sus restos en sus propias casas. Es por ello que una alternativa al entierro es la cremación, proceso mediante el cual se incinera el cadáver hasta que este se convierte en cenizas que se almacenan más adelante en pequeñas urnas.
No obstante, estas no son las únicas alternativas, sino que existe otra opción aunque es muy poco popular. Se trata de la cremación líquida, la cual consiste en, básicamente, desintegrar el cuerpo de la persona muerta haciendo uso de químicos.
De acuerdo a un reciente artículo de Wired, titulado “The fight to legalize a machine that melts flesh from bone”, Bio-Response Solutions, compañía que ofrece esta clase de servicios, se encuentra en medio de una importante batalla para lograr que esta práctica se legalice.
Una de las razones por las que la serie de televisión Breaking Bad se hizo famosa es el legendario capítulo en que Jesse y Walter disuelven un cadáver en la tina de su baño con químicos, en cuestión de horas. Sin embargo, esto no hubiera sido posible en la vida real, afirma Samantha Seiber, vicepresidenta de investigaciones de Bio-Response, pues para la cremación líquida es necesario el uso de sustancias alcalinas, no ácido como se muestra en la serie.
Los orígenes de esta práctica se remontan a fines de 1800, cuando las personas transformaban el ganado muerto en abono a través de dicho método. Un siglo después, investigadores del Albany Medical College (Estados Unidos) adaptaron el proceso de manera que pudiera ser aplicado a restos humanos. Con el paso de los años, 13 estados de Norteamérica han aprobado la legalización de esta práctica. Sin embargo, Bio-Response ha enfrentado la oposición de distintos grupos religiosos que consideran la cremación líquida como una profanación del cuerpo y el alma.
El proceso consiste en colocar el cadáver en un cilindro metálico y sumergirlo en agua, hidrógeno y alcalinos líquidos, a temperaturas elevadas para acelerar la descomposición y desintegración de los tejidos. Una vez finalizada la cremación (la cual puede tardar entre 4 y 16 horas, dependiendo de la máquina que se use), el líquido es desechado a través de tuberías y solo restan prótesis y huesos. En el caso de los últimos, estos pueden ser incinerados como se haría en una cremación tradicional.
Si bien se trata de un proceso costoso (entre USD 1500 y USD 4000), Seiber afirma que este método es más ecológico que enterrar o incinerar los cuerpos. Por otro lado, la principal preocupación de los gobiernos locales cada vez que se plantea legalizar la cremación líquida en un estado es que las máquinas de Bio-Response caigan en manos de criminales. A través de este procedimiento es posible deshacerse de cualquier evidencia en caso de un homicidio. Sin embargo, Seiber asegura que es poco probable que un criminal se permita costear una de sus máquinas.
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