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El fin del sintoísmo estatal en Japón

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EL EMPERADOR DE JAPÓN YA NO ES CONSIDERADO UNA DIVINIDAD.
15 de diciembre de 2015
Red star
Por qué es importante
Después, de la segunda guerra mundial, el General Douglas MacArthur ordenó la abolición del sintoísmo estatal, el culto étnico en Japón.

El 15 de diciembre de 1945, exactamente cuatro meses después de la rendición del Imperio de Japón en la Segunda Guerra Mundial, el General Douglas MacArthur ordenó la abolición del sintoísmo estatal, es decir, el apoyo estatal a la religión sintoísta. Esta imposición del Comandante Supremo de las Fuerzas Aliadas al gobierno japonés es conocida como la Directiva Sintoísta (Shintō Shirei en japonés). Los Aliados consideraban que el sintoísmo estatal (Kokka Shintō en japonés) era uno de los determinantes del nacionalismo y militarismo japonés que llevó a su participación en la guerra. Resulta curioso que algo similar ocurre en nuestros días con los países donde la religión predominante es la islámica.

El sintoísmo (o Kami no michi, camino de los dioses) es la religión étnica del Japón. El sintoísmo se define como una religión centrada en la acción, caracterizada por prácticas rituales. En el sintoísmo no hay una deidad única, y los sintoístas adoran a una serie de divinidades (kami) que pueden ser desde fuerzas de la naturaleza hasta personas sobresalientes del pasado. Incluyendo a quienes realizan rituales sintoístas, es la religión más importante en el País del Sol Naciente. A comienzos de la era Meiji, el gobierno japonés promovió la práctica sostenida del sintoísmo como parte de una ideología de carácter nacionalista en contraposición a las religiones extranjeras tales como el budismo, el confucianismo y el cristianismo. La creencia en la divinidad del Emperador japonés formaba parte de este sintoísmo estatal.

Las fuerzas de ocupación estadounidenses en Japón tras el fin de la Segunda Guerra Mundial consideraban que el sintoísmo, tal como fue planteado por el gobierno japonés, era propaganda social usada como herramienta de promoción del ultranacionalismo y militarismo del Imperio. Si bien el gobierno japonés no había promulgado formalmente una política de sintoísmo estatal, las fuerzas de ocupación entendieron que era necesario abolir el sintoísmo estatal de forma oficial. Por ello, la promulgación de la Directiva Sintoísta ordenó privar al sintoísmo estatal de apoyo público y sus sesgos ultranacionalistas y militaristas. Así, el sintoísmo estatal debía ser asimilado al sintoísmo de secta, sin ningún privilegio sobre otras religiones, o al sintoísmo de santuario, dependiente de donaciones privadas voluntarias.

El gobierno ya no podía destinar fondos públicos para santuarios o sacerdotes sintoístas. Los libros de texto ya no deberían mostrar doctrina sintoísta. Se prohibió específicamente tres doctrinas: (i) que el Emperador era superior a otros gobernantes por su descendencia de la diosa Amaterasu, (ii) que el pueblo japonés era superior a otros pueblos por su ascendencia especial, y (iii) que las islas japonesas son espiritualmente superiores a otras tierras por haber sido especialmente bendecidas por la diosa Amaterasu.

La actual Constitución de Japón fue redactada durante la ocupación aliada. Según su texto, el Emperador de Japón es solo un símbolo, y no el jefe de estado ni mucho menos un kami o descendiente de uno. El Japón de hoy mantiene la separación absoluta entre religión y estado, así como la religión de culto. Cabe señalar que el primer ministro Shinzo Abe es un tradicionalista y un fiel devoto del sintoísmo.