HISTORIAS
¿Preservación o silenciosa destrucción cultural?
Una de las herramientas más importantes para la preservación de una cultura es la transmisión de conocimientos y costumbres de una generación a otra. Para las culturas que solo cuentan con lenguaje oral, esto es posible a través del contacto entre los adultos y los más jóvenes. En el caso de aquellas que si cuentan con escritura, los libros son el secreto para su preservación.
Es por ello que, históricamente, cuando un grupo humano ha pretendido gobernar a otro, la destrucción de la tradición literaria ha sido uno de los primeros pasos para lograr la supremacía sobre la otra cultura. De acuerdo a Reuters en su artículo “Disappearing books: How Russia is shuttering its Ukrainian library”, el gobierno ruso estaría pretendiendo hacer precisamente eso con la cultura ucraniana.
La Librería de Literatura Ucraniana es la única ubicada en Moscú donde se exhiben ejemplares ucranianos. En otras palabras, es el único lugar en la capital rusa donde aún es posible encontrar ejemplares culturales de autores ucranianos. Cabe señalar que la comunidad ucraniana constituye el tercer grupo étnico más grande en Rusia, con entre 5 y 10 millones de personas.
Las disputas políticas entre Ucrania y Rusia, la cual no reconoce la soberanía de la primera, parecen haber alcanzado niveles mucho más elevados de lo que se cree. De acuerdo a distintos reportes, el gobierno ruso viene tomando acciones en contra de la librería desde hace algunos años atrás.
Primero, miembros armados de la policía de Moscú tomaron posesión de algunos de los libros. Luego, en 2015, Natalya Sharina, entonces directora del establecimiento, fue detenida y acusada de fomentar el odio contra Rusia. Recientemente, se anunció que las obras de la librería serían trasladadas a otro centro cultural. Sin embargo, autoridades ucranianas y trabajadores de la librería afirman que las intenciones del gobierno ruso son más bien de desaparecer el establecimiento y todas sus obras literarias.
De acuerdo al testimonio de Tatyana Muntyan, trabajadora de la librería, antes de que se anunciara la reubicación de las obras, el nuevo director del centro recortó el horario de atención, canceló el servicio de préstamo de libros y exigió a los visitantes que presentaran sus pasaportes para poder ingresar a la librería. Así mismo, otros empleados del establecimiento aseguran que las autoridades rusas habrían colocado libros extremistas en la librería para luego confiscarlos y hacer denuncias en contra del centro.
Una vocera del gobierno local de Moscú ha negado que las autoridades rusas pretendan deshacerse de las obras ucranianas ni atentar contra la cultura. “Por el contrario, al transferir los libros no solo se está preservando las obras del Library of Ukrainian Literature, sino que también se facilitará la popularización del legado literario de Ucrania”, afirma.
Los ciudadanos ucranianos que habitan en Rusia no se sienten seguros pues consideran que existe una gran opresión en contra de ellos. También aseguran que la destrucción de sus obras literarias es solo una de las tantas muestras de odio en su contra.
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