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Los niños refugiados en Europa
Los medios de comunicación y las autoridades han hablado ampliamente acerca del conflicto en el Medio Oriente y la situación de los refugiados. Sin embargo, cuando se hace referencia a estas personas, poco se dice sobre los niños.
Muchos pequeños llegan a Europa sin un adulto que los cuide, otros tantos llegan con sus padres pero son separados. Estos niños enfrentan una realidad muy dura en los centros de detención y en las calles, mientras que los gobiernos europeos hacen poco o nada por protegerlos. En un reciente artículo de The Guardian, titulado “Europe’s tratment of child refugees risks increasing radicalisation threat”, se advierte de los riesgos de esta situación.
Europa ha recibido a miles de refugiados en los últimos años, de los cuales alrededor del 30% son niños. De acuerdo al representante especial de la Secretaría de migraciones y refugiados del Council of Europe, Tomáš Boček, 70% de estos niños provienen de Siria, Afganistán o Iraq. Así mismo, cifras oficiales indican que tan solo en 2015, 96 465 niños sin acompañantes pidieron asilo en la Unión Europea.
Si bien llegar a territorio europeo les asegura estar lejos de la guerra, estos niños deben enfrentarse a una nueva situación que no es nada mejor que la de su país de origen. Los centros a los que se les envía no cuentan con las instalaciones ni el control necesario para asegurar su bienestar.
Boček visitó centros de detención en Grecia, Macedonia, Turquía, Francia e Italia y encontró que los niños que residen allí se ven expuestos a terribles maltratos. En su reporte, el secretario afirma que las autoridades locales no han hecho lo suficiente para evitar que muchos pequeños sean sometidos a esclavitud, tratos agresivos por parte de las fuerzas policiales y hasta matrimonios arreglados. Además, señala que no se cuenta con un sistema apropiado y que, en muchos casos, los niños sin acompañantes no son ni siquiera registrados propiamente.
Esta situación no solo pone en peligro la integridad de esos pequeños, sino también el futuro de Europa. Boček teme que los niños crezcan expuestos a una realidad que los acerca a la delincuencia. “(En las visitas a centros de detención) vi niños tristes, sí, y enojados. Pero también apáticos. Esto los hace más vulnerables al radicalismo”. En otras palabras, es posible que esos pequeños crezcan con un profundo sentimiento de recelo contra la comunidad europea, por los maltratos a los que son sometidos, lo cual podría impulsarlos a actuar en contra de ella.
Por estos motivos, el reporte de Boček concluyó que es de absoluta necesidad que los gobiernos europeos creen un sistema que proteja a estos niños y les brinde lo que necesitan. En este sentido, pequeños cambios iniciales como separar a las niñas y mujeres de los varones en el uso de los sanitarios y crear espacios más atractivos para los niños, con mejor iluminación y distracciones podría ser un buen comienzo.
Estos pequeños han sufrido terriblemente las consecuencias de la guerra y se han visto obligados a escapar de sus países. Lo mínimo que se puede hacer por ellos es procurarles seguridad y tratar de darles una infancia libre de preocupaciones. Después de todo, no son solo niños, sino el futuro.
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