IDEAS
Los robots en la política
Si se encuesta a las personas, preguntándoles qué es lo primero que se le viene a la cabeza cuando escuchan la palabra “corrupción”, probablemente la primera asociación que surja es con la política, aunque el mundo empresarial tampoco sea ajeno a esta. Esto tiene que ver con una larga tradición según la cual el poder que alcanzan los actores políticos termina en gran cantidad de casos corrompiéndolos, al punto que los ciudadanos llegan a pensar que las elecciones de sus gobernantes son entre quienes roban peron harán obras o quienes solo buscan llegar al poder para robar.
Esto ha llevado a algunos a preguntarse qué pasaría si se introdujera inteligencia artifical para la toma de decisiones de política, en lugar de dejar esta en manos de seres humanos. Precisamente, un reciente artículo de Quartz titulado “The next generation of Indian politicians could be robots”, intenta contestar esta interrogante.
Una primera aproximación pasa por analizar si es que las máquinas pueden tener un lugar en organizaciones grandes, como el gobierno. Esto puede ser fácilmente respondido mirando el ejemplo de compañías que han introducido la tecnología en su proceso de toma de decisiones. Tal es el caso de Deep Knowledge Ventures, una compañía de capital de riesgo de Hong Kong. Esta utiliza un algoritmo llamado VITAL, el cual hace recomendaciones relacionadas a inversiones a base de análisis avanzados, y, por si fuera poco, tiene los mismos derechos de voto que cualquiera de los otros cinco miembros de la mesa directiva.
Una segunda aproximación revisa el pensamiento de las dos escuelas que estudian la relación humano-máquina. Hay quienes piensan que la solución a todos nuestros problemas está en la tecnología, y quienes consideran que las máquinas y robots son nuestros enemigos. No obstante, la solución parece estar en encontrar un punto medio entre ambas posturas. En otras palabras, los robots no están hechos para acabar con la participación de los seres humanos en todas las actividades existentes, sino que la mejor forma de percibir a una máquina es como una herramienta, sin importar qué tan avanzada sea. En otras palabras, sería mejor dejar de denominar a los algoritmos como “Inteligencia Artificial”, y empezar a llamarlos como una posibilidad de “Inteligencia Aumentada”, es decir, utilizarla para potenciar las capacidades humanas más que inutilizarlas.
¿Cómo podría ser esto aplicado a la política?
Todo parece indicar que de la misma manera que ha sido aplicado a las empresas: implementar la tecnología como una opinión basada en información pura, sin sentimentalismos ni subjetivismos personales de por medio. Que una máquina sea parte del Parlamento podría significar un miembro neutro, cuyo voto y participación en temas de importancia esté basado en hechos, y no solo en opiniones políticas.
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