NÚMEROS
El mito del boom de la clase media
El tema de la expansión de la clase media es recurrente en las discusiones sobre la economía peruana. Sin embargo, existen justificadas dudas respecto de cómo se define cuáles hogares deben considerarse como parte de la clase media y cuáles no. La definición actual toma en cuenta principalmente la tenencia de ciertos activos como determinante de la condición de clase media para los hogares. Así, por ejemplo, si un hogar tiene un televisor, refrigeradora, lavadora, PC en casa e internet, se le consideraría como parte de la clase media. Esta definición adolece de serias limitaciones pues según ella una familia que está al borde de la quiebra por estar sobreendeudada podría ser considerada de clase media. Una forma de medir alternativa consistiría en utilizar la posición patrimonial de las familias (que incluya las deudas) como indicador para medir el número de hogares que pertenecen a la clase media. Como te imaginarás, si se hiciera este ajuste el tamaño de la clase media en Perú sería mucho menor al que señala la mayoría de analistas.
Curiosamente, la mayoría de expertos pareciera que silenciosamente coincide en que probablemente los estimados actuales inflan el tamaño de la clase media. Quizás por esta razón hayan introducido recientemente dos niveles al interior del segmento de clase media: el primero, el de la clase media “consolidada”; y, el segundo, el de la clase media “vulnerable” (el segmento mayoritario). Quizás por esta razón también, según una conocida empresa de investigación de mercados del país, la proporción de hogares que se considera de clase media es bastante mayor a la de los que realmente lo son. Es decir, gran parte de los expertos (e incluso los mismos hogares) en Perú coincide en que una gran proporción del grupo considerado de clase media es altamente vulnerable a retornar a los NSE más bajos.
La tendencia a sobreestimar el tamaño de la clase media, sin embargo, no está presente solo en Perú. Según un estudio de Pew Research Center, la clase media en el mundo es más pequeña y pobre de lo que se pensaba. Y además, sigue estando bastante concentrada geográficamente.
El resultado principal: solo 16% de la población mundial obtiene ingresos por encima de la línea de la pobreza de Estados Unidos. Quizás por esta razón empresas como Nestlé ya hayan comenzado a reevaluar su estrategia de expansión en mercados que consideraban con potencial alto crecimiento. La ventaja del estudio de Pew es que utliza los datos de la última encuesta de hogares global y los nuevos estimados de paridad de poder de compra del Banco Mundial.
Otros resultados interesantes del estudio:
- Si bien los estimados existentes hasta antes del estudio señalaban que 2 mil millones de personas pertenecen a la clase media, para Pew (incluso si se consideran a todas los que viven con entre USD 10 y USD 100 diarios), esta cifra no superaría los 1.7 miles de millones.
- Según Pew entre 2001 y 2011, el porcentaje de población considerada pobre o de bajos ingresos en el mundo cayó de 79% a 71%.
- Si bien cerca de 670 millones de personas superaron la línea de pobreza global de USD 2 diarios, esta línea está muy por debajo de la vigente en Estados Unidos que es de USD 15.8.
- Solo este cambio en la forma de medir la clase media deja a 3.4 miles de milloens de personas (56% de la población mundial) viviendo apenas por encima de la línea de pobreza mundial (con entre USD2 y USD 10 diarios), cifra que equivale a un ingreso anual que flúctúa entre los USD 2,920 y los USD 14,600.
- El número de personas a las que Pew considera de “clase media” (aquellos que viven con entre USD 10 y USD 20 diarios) se incermentó de 399 millones a 784 millones en la última década. Más de la mitad del incremento se registró en Asia: por ejemplo, la clase media en China se incrementó de 32 millones a 235 millones entre 2001 y 2011.
- La mayoría de los hogares acomodados del mundo (aquellos que viven con más de USD50 diarios) se siguen localizando en América del Norte y Europa.
En síntesis, es importante no pecar de exceso de optimismo al escuchar cifras respecto de la clase media, especialmente si no consideran los niveles de endeudamiento de las familias y si los niveles implícitos que se consideran no son al menos cercanos a los comparables con otras economías del mundo.
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