IDEAS
Dejar que tu hijo coma lo que quiera es una mala idea
Si eres padre o tienes sobrinos pequeños, en más de una ocasión debes haber tenido que pasar por una escena en la que simplemente no desea comer algún alimento porque aparentemente no le gusta. Esta reacción hasta hace muy poco se creía que era inofensiva o temporal. Los resultados de una investigación reciente indican lo contrario.
En efecto, según un estudio reciente publicado en el Journal Pediatrics, existe una relación entre la presencia de problemas moderados y graves para comer en los niños y la aparición de síntomas de ansiedad y depresión en años posteriores. El estudio analizó los casos de 900 niños entre las edades de 2 y 6 años por un período de 3 años. Entre los niños que participaron del estudio, 18% tenían un problema moderado para comer; y 3% tenían un problema severo. En ambos casos, la principal característica del problema era que los niños rechazaban cualquier alimiento que no contenga suficiente azúcar o sal.
Si bien el estudio no concluye que el hecho de que tus hijos coman selectivamente lo que les gusta les causará problemas psicológicos, lo que si resalta es que este patrón de comportamiento no es tan trivial como lo pensábamos pues podría tener consecuencias de largo plazo. El estudio también encontró que los problema para comer no son tan transitorios como pensábamos sino que pueden mantenerse por años.
Tres son las recomendaciones que hacen los expertos para evitar que tus hijos tengan problemas para comer.
En primer lugar, debes aceptar que la introducción de los alimentos a los niños es un proceso que toma tiempo. Si bien a tu hijo habrán alimentos que le gusten al primer bocado, es perfectamente normal que se tarde un tiempo en aceptar otros. Los estudios señalan que para que a un niño le agrade un alimento, se pueden requerir entre 10 y 15 exposiciones a él.
En segundo lugar, debes siempre procurar de “encadenar” alimentos, de manera que tu hijo siempre vea en su plato tanto alimentos que le gustan como otros que no le agradan. También puedes añadir un componente lúdico a la alimentación para premiar el hecho de que tu hijo intente probar nuevos alimentos que antes no comía o creía que no le gustaban.
En tercer lugar, en la medida de lo posible, debes limitar la exposición de tu hijo al azúcar refinada y a la sal para que puedan reconocer mejor los sabores de los distintos alimentos que le son presentados.
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