HISTORIAS
Los niños sin patria
En los resorts de República Dominicana, donde millones de personas van de vacaciones y dejan un gran cantidad de divisas para dicho país, hombres y mujeres de Haití son los encargados de los servicios de limpieza, recojo de basura, seguridad, conducción de catamaranes, entre otros. Sin embargo, a sus hijos no se les reconoce la nacionalidad dominicana y por ello luego no tienen acceso a educación ni salud.
Un informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha incluido a República Dominicana como uno de los países que no da derecho a educación formal, salud ni integración a los niños descendientes de haitianos que nacen en su territorio. Como se sabe, ACNUR inició en 2014 una campaña denominada #Ibelong que tiene como objetivo que no haya más personas apátridas en 2024.
De acuerdo con el informe, cuando nace un niño de ascendencia haitiana se le niega la nacionalidad dominicana, pese a que tienen derecho a ella según las leyes de dicho país. Si bien muchos de los niños logran acudir a la escuela primaria (aunque muchas veces tarde), lo que sí no logran es acceder a la educación media y superior porque les piden acreditar su nacionalidad.
Algo similar ocurre con el acceso a la salud porque la falta de papeles también es un obstáculo para conseguir atención médica, derecho a practicar un deporte o a estar socialmente integrados. Para llegar a esta conclusión, ACNUR realizó entrevistas a más de 250 niñas, niños, adolescentes y jóvenes, a sus padres y tutores, así como a autoridades gubernamentales e integrantes de la sociedad civil de siete países: Costa de Marfil, República Dominicana, Georgia, Italia, Jordania, Malasia y Tailandia.
Las entrevistas se centraron en las experiencias de la infancia de los menores que son tratados como extranjeros en los países en que nacieron y han vivido toda su vida. El informe detalla que los niños se sienten invisibles, extraños, viviendo a la sombra, inservibles, sin valor, como un perro de la calle. No tienen las mismas oportunidades ni derechos de las que disfrutan otros niños que nacieron en el mismo lugar, no pueden ir a la universidad ni encontrar un trabajo digno.
Para ACNUR, los efectos de la apatridia son nocivos para los niños y provoca sobre ellos sentimientos de discriminación, frustración y desesperanza que pueden continuar hasta la edad adulta. Actualmente, hay unos 10 millones de personas consideradas apátridas y se estima que cada diez minutos nace un niño al que no se le otorgará nacionalidad alguna.
El informe concluye recomendando a los estados otorgar la nacionalidad del país en el que nacen los niños cuando estos no tienen derecho a otra nacionalidad; reformar las leyes que impiden a las madres transmitir su nacionalidad a sus hijos; eliminar las normas y prácticas que niegan la nacionalidad por razones étnicas, raciales o religiosas; y asegurar la universalización del registro de nacimientos.
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