PERSONAS
Un joven con causa
Felix Finkbeiner tiene solo 19 años, pero ya lleva 15 billones de árboles plantados. Nació en un pequeño pueblo de la hermosa zona Bávara Alemana y probablemente eso lo haya inspirado, pero ahora que estudia en Londres dedica su tiempo libre a liderar un movimiento denominado Plant For The Planet para sembrar más de 15 mil millones de árboles en el mundo y ha conseguido la firma de 75 mil niños como embajadores de su movimiento para luchar contra el cambio climático.
Hoy Felix impulsa una campaña que promueve que se planten mil millones de árboles cada año en los próximos treinta años, para lo cual se ha adherido a las tres organizaciones de conservación más grandes del mundo con las que impulsa este proyecto de reforestación más ambicioso de la historia, según detalla un reciente artículo de The Huffington Post, titulado This German Teen is Leading A Global Plan to Plant a Trillion Trees.
Es el más grande porque solo para darse una idea se estima que actualmente hay tres mil millones de árboles creciendo en todo el mundo y se pretende sembrar la tercera parte de eso cada año.
La teoría detrás de la intención de Finkbeiner es que cada uno de esos árboles absorbe dióxido de carbono que puede ayudar a capturar las emisiones de CO2 que hacemos los seres humanos y contribuir a mantener la temperatura global por debajo de los 2 grados centígrados. Felix sabe que esto no reemplaza el acuerdo de París, pero puede ayudar.
La travesía de este joven empezó a los 9 años cuando inspirado por el Premio Nobel de la Paz de Kenia y plantador de árboles Wangari Maathai, anunció en su escuela que buscaría lograr que los niños plantaran 1 millón de árboles en cada país. En dos años, bajo el lema Stop talking and start planting que en castellano significa deja de hablar y comienza a plantar, llegó a sembrar 1 millón de árboles.
Hoy, recibe fondos de la World Wildlife Fund, el gobierno alemán y otros y conduce una campaña medionambiental de la ONU que se calcula le ha permitido plantar 15.2 mil millones de árboles desde 2006.
Para él, mientras los adultos hablan y hablan, los niños y jóvenes pueden actuar. Sin embargo, investigadores de institutos de prestigio ya salieron al paso para señalar que si bien la intención de Finkbeiner puede ser buena, hay consecuencias sociales de plantar a gran escala que deben tenerse en cuenta porque se competiría con tierras agrícolas.
Finkbeiner no se inmuta y muestra estudios de la Universidad de Yale que ha calculado el número de árboles en el planeta para el programa de medioambiente de la ONY y dice que la meta es sostenible en suelos que se pueden restaurar y ecosistemas que deben administrarse correctamente.
Lo importante es que estamos frente a un joven a quien hoy se cuestiona porque quiere hacer cosas, frente a miles que prefieren no hacer nada. Ojalá hubieran muchos más como él.
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