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El océano estará más molesto y cambiará de color

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En 2018 se presentó una ola de 23.8 metros en Nueva Zelanda.
01 de mayo de 2019
Red star
Por qué es importante
El impacto del cambio de velocidad del viento y altura de olas tendrá impacto en Costas y podría causar daños materiales.

Los científicos Ian Young de la Universidad de Melbourne y Agustinus Ribal de la Universidad de Hasanuddin de Indonesia han descubierto cambios en la velocidad del viento y la altura de las olas en el océano Austral y partes del Sur del Pacífico y Atlántico, los cuales equivalen a uno o dos centímetros por segundo por año.

Estos hallazgos confirmarían que, la velocidad del viento y la altura de las olas se ha incrementado desde 1985, y eso explica muchos procesos atmosféricos que están ocurriendo, entre los cuales está la mayor transferencia de calor, el movimiento de dióxido de carbono entre la atmósfera y el océano, la inundación de las zonas costeras, entre otros.

Estos científicos acaban de publicar su estudio que recoge información de los últimos 30 años en la revista Science, titulado Multiplatform evaluation of global trends in wind speed and wave height, donde pone al descubierto que hoy en día nuestros océanos están embravecidos y que esto puede tener graves consecuencias en poblaciones e infraestructuras costeras.

Como dato, en mayo de 2018, hace casi exactamente un año, una ola de 23.8 metros, fue medida por una boya cerca de la isla e Campbell en Nueva Zelanda, lo cual la convierte en la más grande que ha sido identificada en el hemisferio sur.

Los investigadores trabajaron con datos de 31 satélites entre 1985 y 2018 y reunieron 4 mil millones de datos de altímetros, radiómetros y dispersómetros que compararon con los datos de boyas oceánicas distribuidas en distintas partes del mundo.

No hay que extrañar que hacia futuro haya más marejadas ciclónicas, las playas que hoy disfrutamos se inunden, se produzcan daños materiales, entre otros.

Finalmente, las comunidades de fitoplancton también serán afectadas por el cambio climático y es probable que desde los satélites se pueda observar el cambio de color de los océanos hacia 2100.

Lo único que podemos hacer para cuidar los océanos es reducir emisiones, y reducir consumo de plástico que no se puede reciclar.