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Moda sostenible

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El problema no es solo el material que se usa sino el comportamiento de las personas al comprar.
01 de abril de 2020
Red star
Por qué es importante
El problema no solo parte del material con el que se fabrica la ropa sino la forma de comprar de las personas.

Cuando se habla de contaminación inmediatamente se le asocia con actividades como la minería, transporte, energía, pero muy pocos la relacionan con la industria de la moda. 
Según menciona el artículo de la (BBC), esta industria representa aproximadamente el 10% de las emisiones globales de carbono y casi el 20% de las aguas residuales. Y es que el que se promueva la ultra aceleración del diseño y producción de colecciones con el propósito de que en las tiendas cada semana haya nuevas prendas, ha desencadenado que las personas se vean en la necesidad de comprar con mayor frecuencia.
Lo que pocos saben es que solo para producir un jean se necesita un kilogramo de algodón, el cual requiere a su vez entre 7,500 y 10,000 litros de agua, por lo que actualmente son elaborados a base de materiales sintéticos derivados del plástico, lo que incrementa el impacto ambiental. Otro ejemplo es el poliéster, el cual requiere alrededor de 70 millones de barriles de petróleo al año para fabricar fibras de poliéster.
La solución tampoco estaría en los materiales naturales ya que no sería sostenible puesto que la cantidad de agua, tintes y transporte sería demasiado. Como consecuencia de ello ha aparecido la biocouture, o moda hecha con materiales más sostenibles para el medio ambiente, como desechos de madera, frutas y otros materiales naturales y que además se biodegradan fácilmente. 
El problema no solo parte del material con el que se fabrica la ropa sino la forma de comprar de las personas, las cuales muchas veces compran impulsivamente, lo que implica a la larga que mucha de esta se termine descartando sin considerar la cantidad de emisiones innecesarias de gases de efecto invernadero producidos en su fabricación.
El 40% de la ropa comprada en algunos países nunca se usa, y muchas empresas prefieren botarla o quemarla antes de buscar un nuevo comprador como es el caso de EEUU donde se estima que en 2017, 10.2 millones de toneladas de textiles terminaron en vertederos, mientras que otros 2.9 millones de toneladas fueron incinerados.
Para reducir la huella de carbono, es necesario invertir en ropa de mayor calidad, usarla con más frecuencia y quedarse con ella más tiempo, o simplemente, si no la queremos donarla u obsequiarla a otra persona que la necesite, o incluso reciclarla ya que cada vez más ropa de algodón y poliéster puede convertirse en ropa nueva o incluso en otros artículos.