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Las mascarillas: amigas y aliadas aún después de vacunados
Una de las expectativas que se ha generado con la llegada de las vacunas es la posibilidad de dejar las mascarillas para siempre. Si bien, este pequeño elemento de protección ha sido clave en reducir el nivel de transmisión del virus, lo cierto es que llevarlo todo el tiempo e incluso en versión doble, no es nada agradable.
Sin embargo, todo indica que la efectividad de la vacuna y el hecho de que haya que colocarse dos dosis para que finalmente el sistema inmunológico se active, nos obligará a llevarlas aun después de vacunados.
Las vacunas como Pfizer, Moderna y BioTech ya se han empezado a aplicar en distintos países y han demostrado, como resultado de los ensayos clínicos, que evitan la aparición de los síntomas leves y severos. A los 21 días se recibe una segunda dosis y recién a partir de esta se contarán los diez días para que el sistema inmunológico se active.
Eso significa que algunas personas que sean vacunadas podrían estar infectadas y por lo tanto no será posible prescindir de las mascarillas.
Las vacunas referidas permiten alcanzar lo que se conoce como inmunidad funcional, es decir, las personas cuyo sistema inmunológico tiene defensas contra el virus puede que no desarrollen síntomas o que estos sean leves. Además, los casos graves serán en menor número, al igual que las muertes, y se espera evitar en gran medida los contagios, con niveles significativamente menores de transmisión del virus.
Como se menciona en el artículo de (ABC), el escenario óptimo es alcanzar la inmunidad esterilizante, en la que se evita que el virus llegue a multiplicarse, que pueda transmitirse o que haya reinfecciones debido al nivel activo de las defensas, sin embargo, el problema es que normalmente los virus que infectan al humano a través de las mucosas respiratorias, en la garganta y en la nariz, no suelen inducir una inmunidad esterilizante.
Por lo tanto, será indispensable llevar mascarilla, mantener el distanciamiento social y tomar medidas de higiene aún incluso después de haber recibido la vacuna y es que a pesar de que esta es una parte importante en la solución, dada la rapidez de su desarrollo aún resulta necesario ver su comportamiento en la realidad, puesto que los ensayos clínicos se realizan en condiciones controladas que garantizan la eficacia de la vacuna, pero la efectividad solo será verificada en el entorno real.
Por todo esto, parece que vacunarse será tan importante como seguir llevando mascarilla y manteniendo la distancia social durante varios meses.
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