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De Cicerón al 11 de abril

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Algo escrito hace más de 2000 años podría ayudar a los peruanos a tomar su decisión.
01 de febrero de 2021
Red star
Por qué es importante
Cicerón no fue un improvisado sino se formó como lo debería hacer cualquier candidato antes de aspirar a gobernar el país

El 11 de abril o algún tiempo después, si se postergan las Elecciones a causa de la segunda ola del Covid-19, los peruanos deberemos elegir entre alrededor de 17 fórmulas presidenciales y parlamentarias (algunas podrían terminar excluidas) que han surgido como respuesta a la crisis política que ha vivido el país en los últimos años.

Lo grave de esta fragmentación de opciones es que se trata de las Elecciones del Bicentenario, estamos en plena pandemia y los electores tienen un alto nivel de desconfianza y malestar social que se ha visto reflejado en las protestas sociales contra la corrupción y las vacancias presidenciales.

¿Qué candidato y lista parlamentaria elegir?

La respuesta es difícil y cada ciudadano deberá formar su propia opinión, pero quizá algo escrito hace más de dos mil años por Marco Tulio Cicerón (abogado, senador, estadista y orador romano) podría ayudarnos en el proceso de reflexión sobre las alternativas existentes.

Los textos más importantes de filosofía política de Cicerón fueron redactados cuando ya estaba alejado del poder por no haber aceptado participar de un gobierno ilegítimo de Roma, pero como político de carrera que era, tenía claras las lecciones sobre ¿cómo debería conducirse un dirigente?

Cicerón no fue un improvisado sino se formó como lo debería hacer cualquier candidato antes de aspirar a gobernar el país. Tenía una esmerada cultura labrada entre oradores y juristas del escenario romano que le permitió ascender entre la cuestura, edilidad y pretura (magistraturas ordinarias) hasta el consulado. La consecuencia de su proceder le permitió escalar esas posiciones contando siempre con la confianza del pueblo.

Philip Freeman, editor de ¿Cómo gobernar un país?: una guía antigua para políticos modernos, destaca diez lecciones que Cicerón identificó que debía seguir un buen dirigente:
1.    Existen leyes universales que gobiernan la conducta de los asuntos humanos.
2.    La mejor forma de gobierno es la que se basa en el equilibrio de poderes.
3.    Quienes nos dirigen deberían poseer un carácter y una integridad excepcionales.
4.    Hay que tener cerca a los amigos... y más cerca a los enemigos.
5.    La inteligencia no es mala.
6.    Para obtener resultados es fundamental hacer concesiones. 
7.    No hay que subir los impuestos si no es absolutamente necesario.
8.    La inmigración fortalece a un país.
9.    Jamás hay que empezar una guerra injusta.
10.    La corrupción destruye a la nación.

A estas alturas de la contienda electoral todavía resulta difícil identificar cuál de los 17 candidatos tiene el temple y las capacidades para liderar un nuevo contrato social como el que necesita nuestro país. Pero, quizá eso sea pedir demasiado y solo deberíamos conformarnos con que cumplan la lección cinco y sepan algo de lo que hablan o dejen hablar a los que saben.

De otro lado, después de la experiencia vivida con el Congreso disuelto, algunos podrían pensar que deberíamos apostar por la lección dos y votar de tal forma que aseguremos el equilibrio de poderes.

Por su parte, quienes no están de acuerdo con la xenofobia, preferirán a los candidatos que creen que la inmigración puede ayudar a fortalecer el país.

Y la gran mayoría que está en contra de la corrupción, tiene que estar alerta porque más de un candidato tratará de ser el abanderado de ésta, sin embargo, en el fondo no creen en la necesidad de un Estado fuerte para luchar contra los intentos de captura que luego dan lugar al fraude y el soborno.

Como el panorama está difícil, probablemente lo más importante sea concentrarse en la lección tres de Cicerón y elegir a alguien con carácter e integridad, que haya dado muestras de valor y capacidad de decisión en su vida de tal manera que ofrezca alguna garantía de que será capaz de conducirnos en medio de la tormenta en la que estamos entre la salud y la economía.