NÚMEROS
La mantequilla con inflación
La inflación afecta el poder adquisitivo de las personas, pero también a las empresas que se ven obligadas a implementar estrategias comerciales para ajustar precios, priorizar márgenes, cambiar insumos para mantener los precios y asegurarse que sus costos no aumenten más rápido que sus ingresos. Así lo señalaba recientemente una nota de Expansión titulada Ser “clien-centric” se vuelve fundamental en tiempos de inflación.
En tiempos de crisis, lo más importante es la centralidad en el cliente. Cuando hay abundancia el objetivo más importante es aumentar clientes, pero cuando hay recesión basta retener a los que ya se tiene.
Si bien es cierto, la mayoría de las veces los incrementos de los insumos se trasladan a los clientes, muchas veces las empresas no pueden hacerlo totalmente y tienen que recurrir a estrategias para reducir costos sin afectar calidad y buscando retener a los clientes.
La frase popular de que es más barato retener un cliente que conseguir uno nuevo adquiere vigencia en estos tiempos en que la inflación obliga a las empresas a ser más creativas.
Una de esas estrategias es reducir el volumen o peso de los productos que se comercializan para evitar que el incremento de los insumos que obliga a aumentar los precios, lleve a los consumidores a refugiarse en otras marcas o dejar de consumir esa categoría de productos.
Así, para mantener los precios las marcas de mantequilla que tenían una presentación de 200 gramos ahora ofrecen una de 180 gramos, los shampoo que tenían una presentación de 400 mililitros ahora traen solo 370 mililitros y el café tostado molido para pasar en lugar de traer 500 gramos ahora viene en bolsas de 450 gramos.
Como estos casos hay muchos otros que están optando por esta estrategia para reducir costos y evitar perder clientes.
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