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Códigos de ética que no funcionan

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McKinsey habría facturado entre USD 15 y USD 20 millones por menos de dos años de trabajo con Juul Labs.
01 de noviembre de 2022
Red star
Por qué es importante
Si bien la consultora niega haber favorecido con su asesoría negocios que generan adicciones como el consumo de opioides, nicotina y el vapeo de nicotina, los datos corroboran otra cosa.

Un reciente artículo del New York Times, titulado McKinsey Got Into the Business of Addiction, y elaborado a partir de una investigación de Walt Bodganich y Michael Forsythe, revela la relación de trabajo entre la consultora y los gigantes del tabaco y de los cigarros electrónicos.

Los cigarros electrónicos son dispositivos que permiten inhalar nicotina y ponerle sabores con la ventaja que se puede ocultar fácilmente el olor de padres y maestros.

En pleno boom del vapeo Juul Labs se asesoró de McKinsey en marketing con el fin de apuntalar su industria aun a costo de la adicción de los adolescentes. De acuerdo a los investigadores McKinsey, habría facturado entre USD 15 y USD 20 millones por menos de dos años de trabajo, al tiempo que Juul pagaba USD 438.5 millones al gobierno que lo investigaba por malas prácticas de marketing que contribuyeron a generar la dependencia del vapeo de los adolescentes.

La consultora ha querido negar la relación entre sus asesorías y las campañas realizadas por Juul, señalando que su consejo fue más orientado a la prevención sobre los efectos del vapeo, sin embargo, tiene todo un historial de este tipo de relaciones como se mencionaba en el artículo Conflicto de Interés de abril último que incluso la obligó a pagar USD 600 millones por el rol que cumplió en que las farmacéuticas provocaran una epidemia de opioides.

El caso de la asesoría de Juul vuelve a poner el foco en la consultora, sobre todo porque ya existe evidencia científica de la relación entre cáncer y el consumo de cigarros, porque hay antecedentes de su colaboración con firmas como Philip Morris, a la cual McKinsey ayudó con estrategias para fidelizar a fumadores y atraer a nuevos fumadores. A esto se suma que McKinsey se preocupó de mantener oculta la relación con Juul.

De acuerdo a la investigación de los reporteros, a diferencia de lo que afirma la consultora, su apoyo no habría sido únicamente para la estrategia preventiva sobre los efectos de los cigarrillos electrónicos sino para responder a la FDA sobre las razones que explican la atracción de los adolescentes por sus cigarrillos y los efectos que esta podría tener.

Los datos aportados por los reporteros dan cuenta de una relación larga y fructífera para la consultora que recién concluyó en 2019. Si bien la consultora niega haber favorecido con su asesoría negocios que generan adicciones como el consumo de opioides, nicotina y el vapeo de nicotina, los datos corroboran otra cosa.

Los intereses de estos clientes no deberían estar sobre el código de ética, pero parece que cuando se les tomó como clientes se dejó de lado el efecto que estas relaciones tendrían sobre la imagen de la compañía.

La información habría sido obtenida de fuentes internas de la consultora y dan cuenta de la verdadera relación de la empresa con la firma Juul. No obstante, la consultora prefirió no responder directamente a varias cuestiones que fueron planteadas por los reporteros y se limitaron a señalar que su relación con las firmas tabacaleras ha cambiado a lo largo de los años y que en 2020 dejó de tener relaciones incluso con las empresas de vapeo.

Lo que pocos saben es que la propia FDA era asesorada por McKinsey en una variedad de temas, mientras esta asesoraba a las propias tabacaleras, sin que ninguna de las partes alertara sobre el conflicto de interés.