HISTORIAS
Conflicto de interés: caso de farmacéuticas
Un reciente caso en los EEUU ha vuelto a poner en la agenda los problemas de potenciales conflictos de interés que tienen las empresas de consultoría a las que acuden las entidades de gobierno para asesorarse.
La Food and Drug Administration ha anunciado, en el marco de una audiencia ante el Senado, que no renovará el contrato que mantenía desde hace muchos años con la consultora McKinsey and Co., mientras se realizan las investigaciones por la presunta falta de transparencia que hubo de parte de la empresa al no revelar la existencia de un potencial conflicto de interés al asesorar a la FDA y a las empresas productoras de opioides, en particular a la empresa Purdue Pharma, según se señala en una reciente nota de NBC.
El House Oversight Committee del Senado está investigando a McKinsey por sus consultorías a la FDA y las relaciones que mantenía con los productores de opioides entre 2004 y 2019, caso por el cual se ha pedido al inspector general de Health and Human Services que pruebe que los contratos ente la consultora y la FDA contravinieron las políticas de contratación de la agencia.
El principal cuestionamiento que se le hace a la FDA es no haber requerido a la consultora una declaración de no tener conflictos de interés con los productores de opioides, cuando habían reportes que los hacían visibles y se firmaron contratos por más de USD 10 millones.
Los hechos ocurrieron en 2017, cuando la empresa Purdue Pharma contrató a McKinsey para realizar una reorganización para salir de sus problemas financieros ocasionados por su OxyContin, un producto acusado de ser uno de los principales causantes de la epidemia ocasionada por los opioides en los EE.UU. Sin embargo, sería desde 2010 cuando Mc Kinsey empezó a trabajar con empresas farmacéuticas y el regulador al mismo tiempo.
En 2017, Jeff Smith, asumió la tarea de asesorar a Purdue Pharma, mientras que al mismo tiempo asesoraba a la dirección de regulación de la FDA que es la que establece la normativa que debe cumplir cualquier nueva línea de productos que podría presentar la farmacéutica.
Además, existirían documentos que prueban que la empresa Purdue Pharma, en particular, habría pedido a McKinsey, su asesoría en una estrategia para influenciar las decisiones regulatorias de la FDA en materia de opioides.
Y es que la consultora, según advierte un extenso artículo de New York Times, habría promovido que sus especialistas en el sector farmacéutico trabajaran al mismo tiempo para las empresas y el regulador, sino que habría publicitado entre los clientes privados, a través de presentaciones, que tenían acceso a información y a funcionarios de la FDA, es decir, que podían hacer lobby con ellos.
Cuando se revisa el CV del señor Smith, quien fue líder del equipo de McKinsey en este caso, se observa que posee las mejores credenciales académicas que alguien puede tener. Es PhD en Biofísica de la Universidad de Cambridge y MBA de Wharton School of Business. Sin embargo, todo indica que hay que fortalecer la formación en ética profesional de esas escuelas porque solo eso explica que se produzcan estos casos de conflictos de interés.
Publicar un comentario