PERSONAS
La alcaldesa que viaja en metro
A los líderes políticos tradicionales rara vez les interesa parecer personas normales, a menos, claro, que estén en una campaña electoral. Cuando están en campaña, es común verlos visitando mercados, terminales pesqueros, zonas comerciales, asentamientos humanos o centros poblados al interior del país, entre otros. Tan pronto son elegidos, es más fácil encontrarlos en las portadas de revistas sociales, en los restaurantes de lujo, en los conciertos, en las corridas de toros o, quizás, caminando por el malecón de alguna playa de lujo al sur de Lima.
Hace poco, la historia del ex presidente de Uruguay, Jose “Pepe” Mujica nos llenó de esperanza. Durante sus 5 años de gobierno, Mujica se mantuvo alejado de los privilegios de celebridad a los que los jefes de Estado suelen estar acostumbrados, se mantuvo en contacto directo con la población y realizó una gestión marcada por la honestidad, la justicia y el respeto a la libertad de los ciudadanos. Gracias a este comportamiento, a inicios de este año terminó su mandado como uno de los líderes políticos más populares del mundo.
No te culpamos si piensas que el ejemplo de Mujica es una gota de agua en un océano. La mayoría de políticos no son como Mujica. Sin embargo, la buena noticia es que el hartazgo de la población con los políticos tradicionales está permitiendo que surjan nuevos liderazgos. Esta es una noticia esperanzadora.
Manuela Carmena tiene 71 años. Es abogada de formación y ex jueza. Durante su juventud fue miembro del partido comunista de España. En mayo pasado, ganó las elecciones que le arrebataron tras 20 años de gobierno el Ayuntamiento de Madrid al Partido Popular, liderando una coalición de dos fuerzas de izquierda.
Manuela Carmena tiene Twitter, Facebook, teléfono fijo y móvil. Sin embargo, Carmena es una mujer analógica, que prefiere el contacto personal. A Carmena la puedes encontrar en la calle o en el metro, cuando no está trabajando en su despacho. Sí, sabemos que suena a increíble pero es verdad: la Alcaldesa de Madrid utiliza el transporte público para ir a trabajar y viaja sin acompañantes, sin seguridad, en una ciudad que en 2004 fue blanco de un ataque terrorista dirigido por Al-Qaeda. Seguramente te preguntarás por qué si la Alcaldesa de Madrid puede movilizarse así, el alcalde de tu distrito, quien dice que el presupuesto no le alcanza para dar mejores servicios a los ciudadanos, necesita circular en una camioneta con lunas polarizadas, con un chofer y personal de seguridad. Nosotros nos preguntamos lo mismo.
Seguro pensarás que Carmena, al igual que Mujica, juega para las cámaras. Te equivocas. Mujica donaba la mayor cantidad de su salario a obras de caridad y continuó viviendo en su humilde granja en la periferia de Montevideo mientras fue presidente. Carmena tampoco ha sucumbido a los privilegios, al menos todavía. Por el momento, se ha recortado el sueldo y ha rechazado la gran cantidad de invitaciones a los palcos que recibe como alcaldesa para la opera, para las corridas de toros e incluso para ver jugar al Real Madrid. También ha decidido dejar de pagar alquileres millonarios para dependencias municipales que operan en locales medio vacíos para concentrarlos en pocos edificios propios.
Y se ha decidido a construir un modelo replicable de cambio en la política. Por el momento, los retos más importantes que tiene por delante son dos:
- convencer a los bancos para utilizar la gran cantidad de inmuebles, que han adquirido como resultado de la crisis, como vivienda social
- encontrar mecanismos de alivio para las miles de familia que enfrentan el riesgo del desalojo; y
- conseguir institucionalizar una gestión más transparente en Madrid. Por ejemplo, busca respuestas para el incremento del costo de las obras viales en la M-30 de los 2,000 millones de euros presupuestados a 7,000.
Manuela Carmena tiene guante de seda y mano de acero. El éxito de su gestión demostraría que la calidad de los políticos no depende de si son de izquierda o de derecha sino de cuán capaces son de aislarse del vértido del poder para concentrarse en servir a los ciudadanos con honestidad y eficiencia.
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