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La revolución de los taxis eléctricos
Mientras en el mundo occidental aun crece lentamente la demanda por autos eléctricos, en Asia y África las cosas son totalmente diferente debido al aumento de la presencia de los vehículos de dos o tres ruedas que funcionan con baterías y que son los responsables de transportar a miles de millones de personas diariamente.
De acuerdo a una nota de The New York Times, más de la mitad de los nuevos vehículos que sale al mercado en India operan bajo esta modalidad y, otros países como Indonesia y Tailandia también están impulsando la electrificación de los taxis que circulan por sus calles. Sin embargo, China lidera este mercado gracias a las medidas del gobierno que desde hace diez años impulsa los vehículos eléctricos como parte de una estrategia para reducir la contaminación ambiental de sus ciudades.
Según datos de Bloomberg, el incremento de la demanda de estos pequeños vehículos menores que funcionan con baterías ha permitido la reducción de la demanda de petróleo en alrededor de 1.8 millones de barriles de petróleo por día. Como se sabe, el transporte equivale al 20% de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y, por ello, el tránsito hacia un transporte más amigable con el medio ambiente es una solución concreta para luchar contra los problemas de contaminación del aire que provocan la muerte de un estimado de 7 millones de personas anualmente, según la Organización Mundial de la Salud, OMS.
A diferencia de lo que ocurre en los EEUU donde la apuesta está en los autos eléctricos, los empresarios africanos y asiáticos creen que los vehículos menores usados como taxis están llamados a convertirse en toda una revolución porque son silenciosos y más baratos. Su estructura es similar a la de una bicicleta a la que se añade una batería que puede permitir la operatividad por 90 kilómetros. Por ello, son varios los start-ups que están impulsando su uso, así como las estaciones de recarga.
La masificación de estos vehículos en países de Latinoamérica depende del impulso de políticas que la permitan y que, para empezar, dejen de subsidiar los combustibles fósiles.
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