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El turismo y el cambio climático
Cuando se piensa en el efecto del cambio climático, muchas veces las personas imaginan picos sin nieve o glaciares que se están deshielando cada vez más rápido, pero, ¿Qué pasa con las personas cuya vida depende del hielo?
Un pequeño pueblo de Nunavut, provincia en Canadá, hoy se hace esa pregunta, pero a diferencia de quienes observan los efectos, la vida de las 1600 personas que viven en Pond Inlet, depende de los aproximadamente 3000 turistas que llegan a la ciudad en 25 cruceros, los cuales algunas autoridades quisieran que fueran más numerosos, según señala Daniel Wizenberg en un artículo en The Guardian.
Sin embargo, ese turismo tiene una serie de impactos en la pesca y la caza de la que comen hace más de 4000 años porque los inviernos están cada vez más cálidos que lo usual y la superficie se deshiela cuatro veces más rápido de lo esperado, lo que ha ocasionado muchos problemas a los cazadores.
Todo esto ha dividido a la población, entre quienes quieren incrementar el número de barcos y los que creen que esto complicará más la situación por lo que se sugiere parar el arribo de los barcos para preservar la vida animal.
Para estos últimos, el turismo es parte de un círculo vicioso que empieza con la llegada de los barcos que asustan a los animales y como consecuencia, los residentes tienen pocos animales para cazar e incluso los turistan no pueden verlos como antes.
En cambio, quienes están a favor del incremento del turismo consideran que es una oportunidad para mostrar que en Pond Inlet no se vive en igloos, y, además, probablemente sea "the last chance to see polar bears", según va el ritmo de calentamiento del Ártico.
Así que la próxima vez que se cuestion si el cambio climático es o no una realidad, piense en los pueblos que dependen de que se pueda frenar su avance.
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