HISTORIAS
Confirmado: los hijos generan estrés
Si eres padre o madre, esta historia te resultará familiar. Si no lo eres, lo más probable es que te haga pensar en la gran cantidad de estrés que como hijos generamos a nuestros padres.
Los hijos te cambian la vida dicen la mayoría de padres. Nadie, incluso quien no los tiene, puede estar en contra de esta afirmación. La emoción que suelen sentir los padres por cada paso, palabra, gesto o progreso en su proceso de aprendizaje es indescriptible. Sin embargo, los hijos también absorben buena parte del tiempo y los ingresos de los padres. Además, generan estrés adicional a los padres, ya sea porque se desea pasar más tiempo con ellos y no se puede, porque se deben suprimir gastos para darle a los hijos lo que necesitan o simplemente porque se anticipa un incremento en los costos de su mantención.
Un reciente estudio realizado en Australia y Alemania evalúa cómo el nacimiento de un hijo cambia las perspectivas de los padres respecto del estrés que viven tanto financiero como no financiero. Lo interesante del estudio es que fue posible seguir a las parejas tanto que tuvieron un hijo como las que no por un período de 11 años. Quizás el resultado más importante de la investigación es que, especialmente para el caso de las madres, las fuentes de estrés adicional ocasionado por los hijos no pasa ni cuando estos se independizan: el impacto de tener un hijo dura para toda la vida.
Otros tres resultados importantes del estudio fueron:
- En primer lugar, las nuevas madres mostraron una mayor propensión que los nuevos padres a presentar estrés, especialmente en temas vinculados a su disponibilidad de tiempo.
- En segundo lugar, los nuevos padres mostraron una mayor propensión a experimentar estrés relacionado con temas financieros que las parejas que no tenían hijos.
- En tercer lugar, el primer hijo no genera mayor estrés que los demás para los nuevos padres.
Finalmente, para intentar plantear algunas recomendaciones de política, los autores del estudio le consultaron a las mujeres por el incremento en los ingresos que deberían tener para que su tranquilidad financiera compense al estrés no financiero que les genera un hijo. El resultado fue sorprendente: las madres señalaron que sus ingresos debería duplicarse para compensar el estrés adicional. La implicancia de este resultado para los investigadores es que, para ser exitosas, las políticas de promoción de la natalidad deben ser bastante generosas.
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