HISTORIAS
Los refugiados ponen en jaque a Europa
Este año, más de 400 mil personas arriesgarán sus vidas para buscar asilo en Europa. Aproximadamente la mitad de estos lo hacen escapando de la guerra civil en Siria o la represión brutal del gobierno en Eritrea. Otros vienen de países más cercanos a Europa. El año pasado, más de 200 mil personas buscaron asilo en Alemania y más de 80 mil en Suecia.
Esta situación está ocasionando que las capacidades de los gobiernos para acoger a refugiados sean sobrepasadas, incluso las de países que están bastante bien preparados para ello como Alemania. Además, está motivando acciones unilaterales como el reinicio del control de pasaportes en las fronteras en el caso de Francia o Austria y la construcción de muros en las fronteras como en el caso de Hungría. La población, que usualmente ha visto a la inmigración legal como algo positivo, está siendo influida por esta sensación de caos y por ello algunos incidentes de violencia ya comenzaron a surgir contra los locales que albergan a los refugiados. Los políticos, por su parte, ya anunciaron que revisarán las reglas de inmigración en varios países de los que más refugiados reciben.
Esta es probablemente la crisis europea de la que se habla menos pero que está poniendo en jaque a Europa.
Algunos analistas señalan que la situación actual es resultado de que la Unión Europea ha sido incapaz de ponerse de acuerdo sobre cómo manejar esta ola migratoria de forma colectiva, a diferencia de lo que ha ocurrido en el pasado. Por ejemplo, tras la invasión soviética de 1956, aproximadamente 200 mil húngaros migraron a Austria y Yugoslavia. A pocos meses de ocurrida esta migración, ya habían sido reubicados en países tan diversos como Estados Unidos, Australia, Brasil y Tunez. Una generación después, durante la guerra de Indochina, fue posible gracias a un esfuerzo de la comunidad internacional, reubicar a 1.3 millones de refugiados. Algo similar ocurrió con los desplazados del conflicto de los Balcanes.
Esta falta de coordinación y cooperación entre los países es una versión distinta del principio de responsabilidad compartida que se ha discutido en los últimos meses a raíz de la crisis económica en Grecia, sobre el cual los países de la Unión Europea deberían evaluar una acción conjunta. Esto último especialmente considerando que la inmigración de personal calificado será inevitablemente necesaria para un continente cuya población cada vez tiene una edad promedio mayor. Una alternativa que no sería difícil de aplicar sería permitir, una vez que las reglas para las solicitudes de asilo y refugio hayan sido evaluadas, que las personas lo soliciten desde sus países. De esta manera, por un lado, los países no sentirían que se les está obligando a recibir a personas que no califican como refugiados; y, por otro lado, las personas no tendrían que arriesgar sus vidas como lo hacen ahora.
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