NÚMEROS
La demanda china no cae, se desacelera
Luis Miguel Castilla, exministro de Economía y actual embajador de Perú en Estados Unidos, confesó a fines de 2011, que todos los días le prendía velitas y rezaba a China para que no entre en crisis.
El exministro Castilla no estaba solo. Si bien es cierto, China llegó a desplazar a Estados Unidos como el principal mercado de las exportaciones peruanas, algo similar ocurría con muchas otras economías emergentes que son altamente dependientes de la exportación de materias primas.
Para que te hagas una idea, a continuación algunas cifras de ejemplo que te permitirán apreciar con claridad la importancia que representa el consumo de China dentro de la demanda mundial.
- 54% de la de aluminio.
- 50% de la de niquel.
- 48% de la de cobre.
- 46% de la de zinc.
- 46% de la de estaño.
- 45% de la de acero.
- 40% de la de plomo.
- 23% de la de oro.
La reciente turbulencia económica en China ha generado pánico mundial. Sin embargo, este pánico no se explica porque la demanda de productos de China vaya a caer sino que se explica porque se prevé que la demanda no crezca al ritmo al que nos tenía acostumbrados.
Por ejemplo, la demanda de cobre pasará de crecer 7.5% promedio por año a crecer solo 3% por año hasta 2020. Algo similar ocurrirá con el aluminio que estaba creciendo a tasas que fluctuaban entre 8% y 10% y ahora se espera que crezca a un menor ritmo (entre 5% y 6%).
¿Qué genera el pánico entonces? En gran medida, el pánico se genera porque muchas de las economías tenían anclados sus pronósticos de crecimiento a China. Por varios años, tal como lo saben los antecesores del actual Ministro de Economía, Alonso Segura, era posible crecer a tasas altas y sostenidas prácticamente sin hacer nada. La única condición para que esto se produzca era que China siga creciendo a tasas cercanas al 10% como lo estuvo haciendo hasta hace poco.
La crisis económica en China es seria pero no es catastrófica. Los países con una estructura productiva diversificada pueden beneficiarse, por ejemplo, de la recuperación de la economía norteamericana para compensar la desaceleración del gigante asiático. El susto que ahora no nos deja dormir a la mayoría de peruanos es el mismo susto de quien por conformismo o ingenuidad perdió la oportunidad de hacer los cambios y mejoras cuando el viento estaba a favor. Si el país hubiera introducido reformas para introducir mayor valor agregado en la actividad económico hace una década, hoy la historia sería distinta.
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