IDEAS
La vacuna suiza contra el “mal menor”
Cuando Mario Vargas Llosa fue candidato a la presidencia de la república, sus adversarios utilizaron en su contra la admiración que el escritor tenía por Suiza y el hecho de que, en más de una ocasión, este habría señalado que dicho país era un modelo a seguir para el Perú. Estando por empezar la campaña electoral y a punto de constatar que el país deberá elegir nuevamente entre el mal menor salvo que surja un outsider con un perfil diferente de los candidatos actuales, un análisis de las características del sistema democrático en Suiza nos hace pensar que quizás Vargas Llosa tenía razón. Quizás Perú (o por lo menos su sistema democrático) debieran parecerse un poco más a Suiza. ¿Por qué?
Primero, porque Suiza no tiene presidente. En dicho país, cada cuatro años los ciudadanos eligen a su Parlamento y este elige a su vez a un grupo de 7 miembros de un consejo multipartidario. Este consejo sustituye al jefe de Estado. Existe un presidente pero este es símbolico pues se trata de un cargo anual de carácter rotativo entre los miembros de este consejo.
Segundo, porque el sistema de referendos suizos asegura que los políticos tomen en cuenta la opinión de los ciudadanos al momento de tomar decisiones. Este sistema, que tiene una tasa de participación ciudadana promedio de 46%, asegura que las decisiones de los gobernantes no estén escritas sobre piedra sino que deban contar con la anuencia de la población. Por ejemplo, cualquier ley puede someterse a referendo si se consiguen 50 mil firmas en 100 días; y una reforma constitucional debe discutirse si es que cuenta con el respaldo de más de 100 mil firmas. Además, los ciudadanos cuentan en el sistema suizo con la posibilidad de plantear sus propias propuestas legislativas a través de lo que se conoce como “iniciativas populares”.
Por supuesto que el sistema de referendos no es infalible y también tiene desventajas. Entre estas destaca el hecho que podria dejar a un país a merced de la tiranía de la mayoría que podría terminar marginando a algunas minorías (por ejemplo, a los inmigrantes) y retrasando la adopción de un país de estándares internacionales (por ejemplo, como los de la Unión Europea).
Tercero, porque el sistema democrático en Suiza ha superado la prueba del tiempo: opera con éxito desde 1848.
¿Crees que este sistema podría funcionar en Perú?
Publicar un comentario