IDEAS
Materiales creativos para entrenar futuros cirujanos
Cuando se estudian profesiones vinculadas a la salud, una de las cosas que suele ocurrir es que se usen cadáveres de animales para mostrar en la práctica algunas de las técnicas que los estudiantes deben aprender. Algo similar ocurre con la aplicación de inyectables que se practica en naranjas para efecto de que los futuros médicos adquieran cierta práctica sobre técnicas básicas de la profesión.
Recientemente, la tecnología de impresión en 3D, está revolucionando el mundo de los implantes médicos, pero lo cierto es que los cirujanos siguen necesitando adquirir competencias y entrenarse en técnicas clave para su carrera y no es necesario matar a las ratas para que lo puedan hacer.
Para el doctor Donald Bae, un cirujano ortopédico del Hospital de Niños de Boston, graduado de la Universidad de Harvard y especialista en cirugía ortopédica de niños, no hay mejor manera de enseñar a hacer suturas a los futuros cirujanos que en patas de pollo, naranjas y uvas, según señala Statnews.
Eso lo descubrieron hace 10 años, y desde entonces compran patas de pollo comestibles en los mercados de Chinatown, con las que enseñan a los residentes a identificar los tendones de dichas patas, al igual que tendrían que hacerlo si se tratara de tendones humanos, con la ventaja de que son muy baratas para practicar sobre ellas.
También usan las pechugas de pollo para mirar los vasos sanguíneos, las naranjas para perforar una articulación con una aguja y drenar el líquido, o las uvas para practicar las costuras, entre otros.
El doctor Bae se ha convertido un experto en usar materiales creativos para lograr que sus residentes conozcan a través de una naranja cómo es un síndrome compartimental que ocurre cuando la presión se acumula dentro de un espacio anatómico cerrado. Unas uvas o guantes de latex para practicar precisión en la sutura sobre una débil y delicada estructura delgada, entre otros.
Gracias al uso de estos creativos materiales, no se han tenido que sacrificar más ratas de las necesarias para poder enseñar técnicas que los cirujanos usarán toda su vida.
Si bien, no es lo mismo desde cualquier punto de vista enfrentarse a la cáscara de una uva que a la piel de un bebe, lo cierto es que la competencia que se necesita desarrollar para efectos de hacer una sutura, supone un trabajo igual de delicado y paciente en ambos casos.
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