HISTORIAS
Tres líderes empresariales con mucho éxito y poca humildad
A los líderes empresariales se les reclama características como la humildad o la empatía con sus empleados. Sin duda, estos rasgos ayudan mucho al clima laboral y a la sensación de pertenencia que pueden sentir los trabajadores con la empresa. Sin embargo, ¿deben ser humildes o empáticos los líderes empresariales para ser exitosos? A continuación tres ejemplos que muestran cómo el éxito no siempre está acompañado de las buenas maneras:
- La biografía de Steve Jobs, el genio de Apple, está llena de anécdotas en las que insultaba o faltaba el respeto al trabajo de sus colaboradores. A pesar de que este hecho ha tratado de ser minimizado por los más leales colegas de Jobs, resulta claro que los altos niveles de exigencia del genio de Cuppertino no tenían límites.
- Un ejemplo adicional es el que reportamos a mitad de esta semana, cuando recordamos una de las anécdotas más comentadas que registró el reportero de Bloomberg Businesswekk Ashlee Vance en su reciente libro sobre el empresario Elon Musk, fundador de empresas como Tesla Motors, SpaceX y Paypal. Se trató de un correo electrónico que este le habría escrito a un empleado suyo como reacción a su ausencia a una reunión de trabajo el día que nació su hijo. En dicho correo, Elon Musk señalaba:
“Esa no es una excusa. Estoy muy decepcionado. Creo que necesitas decidir cuáles son tus prioridades. Nosotros estamos cambiando el mundo y haciendo historia y tú debes decidir si te quieres comprometer a eso o no”.
- Detrás de la compra de AOL realizada por Verizon que reportamos la semana pasada como señal de que los operadores móviles desean entrar en el negocio de la publicidad, está nuestro tercer ejemplo: Tim Amstrong. Tras la transacción, Amstrong fue llamado tanto genio como héroe por las publicaciones de negocios más importantes del mundo. Para muchos de sus empleados (o ex-empleados), la transacción no cambió nada: Amstrong es un villano. Estos no pueden olvidar cuando el ejecutivo no dudó en atribuir los altos costos del fondo de pensiones de la empresa con la existencia de muchos hijos del personal cuyas condiciones médicas generaban costos inusualmente altos; o cuando despidió en público a un trabajador de su empresa solo por tomarle una foto mientras hablaba.
El valor de las contribuciones de Jobs, Musk y Amstrong a sus industrias está fuera de toda duda y se puede medir tanto por la revolución que generaron sus ideas y productos, como por las cuantiosas ganancias que generaron para los accionistas de sus empresas. Si la definición de éxito en el liderazgo de una empresa se midiera solo por estos dos aspectos, tanto Jobs, como Musk y Amstrong tendrían resultados sobresalientes. Si añadiéramos la dimensión humana como un tercer criterio de evaluación, quizás los resultados se alterarían. Este es precisamente el tema que hoy está en discusión respecto del rol que deben jugar los directorios en una empresa pues, si solo se enfocan en las ganancias, lo más probable es que tengan líderes con poca sensiblidad humana.
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