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La muerte nos hace más punitivos

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Estudios señalan que cuando los jueces se enfrentan a su propia mortalidad, suelen imponer penas más altas.
15 de febrero de 2016
Red star
Por qué es importante
Recordar a la muerte, fortalece los lazos con los grupos a los que pertenecemos, pero a la vez, incrementa la distancia de aquellos que son diferentes a nosotros.

La muerte de la niña Romina Cornejo a principios de este mes conmovió a todos los peruanos. Romina fue víctima de la delincuencia y de la inseguridad y como consecuencia de eso, los delincuentes la dejaron cuadrapléjica y después de varios años de batallar contra la fatalidad, su cuerpo no pudo seguir luchando más.

Inmediatamente, líderes de opinión, periodistas y políticos se pronunciaron a favor de la pena de muerte para delincuentes como los que dejaron en ese estado a Romina, lo que en este caso particular, ya han sido condenados y cumplen cadena perpetua que es la pena máxima en el Perú.

De alguna manera, la muerte y sentir que lo que le ocurrió a Romina podía habernos pasado a cualquiera de nosotros o a algún familiar, vuelve a las personas más punitivas, con más ganas de condenar y sancionar a los responsables de la muerte de alguien.

Esto no solo nos ocurre en el Perú, sino que ha formado parte de numerosos estudios en los Estados Unidos y en otros países, donde por ejemplo se ha demostrado que cuando los jueces se enfrentan a su propia mortalidad, suelen imponer penas más altas.

Esto significa que pensar en la muerte o hablar de ella nos vuelve más drásticos, pero también como señalan los estudios, suele aumentar el sesgo nacionalista, los prejuicios raciales, religiosos y de edad.

Recordar a la muerte, fortalece los lazos con los grupos a los que pertenecemos, pero a la vez, incrementa la distancia de aquellos que son diferentes a nosotros en lo político y religioso.

Precisamente, eso explica que frente a un incidente alguno se vuelva extremadamente liberal o por el contrario opte por mostrarse conservador en lo político, y algo similar ocurre con lo religioso.

Por eso, los expertos señalan que es importante hablar de la muerte o imaginarla para que deje de ser un tabú, y, que por el contrario se debe promover hablar de ella en el hogar como en los entornos comunes.

Un artículo de la BBC, sobre el que se inspira esta nota, recuerda que en Suiza en 2004 fue donde empezaron a aparecer los café de la muerte, lugares donde la gente podía hablar de ella mientras se tomaba un café y se comía una torta.

¿Es el  miedo?

Cuando alguien te pregunta si tienes miedo a morir, es probable que digas que no. Casi todo el mundo niega ese temor y solo reconoce algo de ansiedad. Por eso, evitamos pensar en ella.

Los estudios dicen a nuestro favor, que sea ansiedad o miedo, es más pronunciado respecto a la posibilidad de perder a nuestros seres queridos. Y probablemente, eso es lo que hemos sentido en el caso de Romina. Aun cuando no fuera un familiar cercano, ella era un símbolo de la seguridad que queremos en las calles de nuestro país para todos nuestros seres queridos.

Igual ocurrió en los EE.UU. después del 11 de setiembre, los estadounidenses se volvieron más punitivos contra todos aquellos que violan las normas y afectan la vida de las personas de su entorno.

De alguna manera, lo recomendable es ser capaces de hablar de la muerte, con el fin de que cuando nos sorprenda, no nos lleve a tales grados de ansiedad que nos vayamos al extremo en lo punitivo y en nuestros sesgos locales.