IDEAS
La verdadera edad no es la cronológica
Para algunos, es conocido que la forma en que bombea el corazón, puede influir en la edad de los órganos y que si este bombea bien, la edad de estos podría ser mucho menor que la edad cronológica.
Algo similar ocurre con los telómeros que están asociados a algunas teorías del envejecimiento y son los extremos de los cromosomas, cuya función principal es la estabilidad estructural de estos y actuar como los relojes o temporizadores de la célula ya que marcan el número de divisiones celulares hasta que la célula muere. Cuando estos se deterioran, se pueden generar algunas enfermedades como el cáncer. Los telómeros evolucionan de manera distinta según cada persona.
Precisamente, en eso se basa el método de la empresa Life Length de Madrid, España, creada en 2010 para desarrollar y comercializar la tecnología de análisis de telómeros (TAT) que permite medir la longitud de estos con suficiente precisión como para poder calcular la auténtica edad celular del cliente, lo cual confirma que la edad no está en el calendario sino en las células, tal y como narra una nota publicada en El País, recientemente.
Para ello, la empresa utiliza un microscopio electrónico para analizar las muestras de tejido hasta poder visibilizar los telómeros siguiendo una técnica desarrollada por el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).
Ofrece tres servicios, la evaluación clínica que ayuda a empresas médicas a establecer y comparar el grado de envejecimiento de células, sujetos y poblaciones humanas seleccionadas; el desarrollo de producto para diversidad de sectores y la investigación basada en la tecnología que tienen.
Ahora la empresa está gestionando la aprobación de su método por la Administración de Alimentación y Fármacos de EE UU (FDA), que opera como una certificación en el campo de la biotecnología, con el fin de comercializar sus servicios y recuperar parte de la inversión realizada en la investigación, la colaboración con hospitales, médicos, entre otros.
El objetivo es comercializar la técnica a través de los laboratorios y la mayoría de estos piden la aprobación de la FDA como el estándar mínimo. Hasta la fecha han sido apoyados por la Fundación Botín en España que tiene programas de apoyo a la transferencia tecnológica en ciencias de vida.
La expectativa de la empresa es que una vez que la tenga logren facturar unos 2 millones de euros y luego buscar que algún gran laboratorio la compre porque no se puede sobrevivir con una sola técnica y la investigación biotecnológica es muy costosa.
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