IDEAS
El Doorway Effect ¿Para qué entré?
A todos nos ha pasado que entramos en una habitación y no sabemos para qué hemos entrado. Quizás para buscar, recoger o dejar algo. Sin embargo, nos cuesta muchísimo recordar que era lo que estábamos buscando, o que debemos hacer con lo que tenemos en la mano o incluso, como dijimos, para qué entramos donde estamos. Este efecto es llamado en inglés “Doorway Effect” (efecto de la puerta o efecto de la entrada).
En el artículo de la BBC, “Why does walking through doorways make us forget?”, Tom Stafford, ilustra el problema de distintas maneras para explicar por qué es que sucede.
Para Stafford, la única manera de entender por qué sucede esto es comprendiendo primero cómo funciona nuestro cerebro. Para esto, nos cuenta la historia de una mujer que se encuentra con tres obreros y le pregunta a cada uno qué es lo que está haciendo. El primero dice que está poniendo un ladrillo encima del otro. El segundo, contesta que está haciendo una pared. Finalmente, el tercero contesta que está haciendo una catedral. Esto nos sirve para ilustrar los distintos niveles de importancia que utilizamos en nuestro cerebro: metas, ambiciones, planes, estrategias y en el nivel más bajo acciones concretas, es decir, lo que estamos haciendo ahorita mismo.
En todo momento de nuestras vidas estos distintos niveles están presentes. Por supuesto que no somos conscientes de estos en todo momento. Nos ponemos a buscar un lapicero, esa es la acción concreta. Sin embargo, detrás de esta acción hay un motivo, por ejemplo, encontrar el lapicero para firmar un contrato, para cerrar un negocio, el cual nos ayudará a seguir contando con dinero para mantener a nuestras familias.
La idea de fondo es la más importante y la búsqueda del lapicero (pensar que hay que hacerlo) surge por necesidad. Este surgimiento repentino hace que nuestras estructuras de importancia se reorganicen para realizar la tarea más inmediata.
Nuestro cerebro funciona a base de estas asociaciones. Estas pueden ser formadas física o mentalmente. Las físicas son, por ejemplo, memorias de la niñez o elaboradas en algún momento de nuestras vidas, las mentales son aquellas que pensamos repentinamente. El efecto de la puerta sucede cuando cambiamos el ambiente mental y físico. Al movernos a un cuarto diferente, perdemos el ambiente físico y el entrar al lugar hace que nuestra mente piense repentinamente en otras cosas y olvidemos aquello que nos obligó a cambiar de ambiente físico.
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