IDEAS
Víctimas de las recomendaciones falsas
En nuestro país, como en muchos otros, en algunas de las cuencas lecheras, es aún posible encontrar a la venta esa mantequilla de nata grasosa y a la vez sabrosa que cuando remojas tu pan con mantequilla en el café o en una taza de leche, es capaz de imprimirle su sabor.
A más de uno se le debe estar haciendo agua la boca de solo recordar ese sabor irrepetible e irremplazable de una mantequilla a base de pura leche fresca recién ordeñada.
Sin embargo, ya hace algunas décadas empezamos a ser bombardeados con una serie de recomendaciones sobre la necesidad de evitar productos a base de leche entera, y a preferir consumir los productos lácteos a base de leches reducidas en grasa, con el fin de evitar el sobrepeso y el desarrollo de la diabetes.
Así hemos llegado hasta hoy, cuando cortamos el café con leche Ultra Light y sentimos que necesitamos echarle algún edulcorante para lograr sentirle algo de sabor.
Un reciente estudio del doctor Dariush Mozaffarian, publicado en la revista Circulation, ha establecido que las personas que consumen lácteos ricos en grasa tienen 46% menor riesgo de desarrollar diabetes, por lo que sugiere que las autoridades estadounidenses cambien su recomendación de consumir lácteos bajos en grasa.
De acuerdo al investigador, citado por la revista Time, "No hay evidencia humana de que las personas que comen productos lácteos bajos en grasa están mejor que las personas que consumen lácteos enteros."
Todo parece indicar que lo que ha ocurrido es que se ha asumido que en tanto los lácteos enteros contienen más calorías, dejar de consumirlos reduciría el riesgo de diabetes, pero tal como señalamos en nuestro ejemplo, muchas veces tendemos a reemplazar esas calorías con otros alimentos y el balance final es peor.
La buena noticia es que ya antes otros estudios también han encontrado que las personas que consumían lácteos con alto contenido de grasa, redujeron un 8% el riesgo de desarrollar obesidad.
Así que la próxima vez que estés frente a la disyuntiva de elegir lácteos bajos en grasa porque engordan menos y son menos riesgosos para la salud, hay que pensarlo dos veces.
Cada vez hay más evidencia que la leche entera y sus derivados pueden y deben tener un lugar en nuestra dieta, sin que eso ponga en riesgo nuestro corazón.
No sigamos siendo víctimas de recomendaciones falsas.
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