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La paradoja de Tonga y las costillas de cordero
Tonga es un país de Oceanía integrado dentro de lo que se conoce la Polinesia que está formado por la unión de varias islas con poco más de 100 mil habitantes. Su economía depende del turismo, la explotación de los productos agrícolas y la pesca. Las principales exportaciones son de pescado, mariscos y de productos nativos como la vainilla y el coco.
La particular configuración de su suelo y climas lo hace dependiente de las importaciones de productos alimenticios, lo cual parece haberlo llevado a generar un problema de salud pública por sus altas tasas de obesidad y como consecuencia de ello a una alta incidencia de diabetes tipo 2.
Precisamente en eso reside la paradoja de este país insular que tiene acceso a una amplia zona económica exclusiva para la pesca, rico en atún y otros tipos de moluscos; sin embargo, en un momento de su historia, asociaron el consumo de pescado a comida de pobres y apostaron por las carnes importadas, entre las cuales estaban los extremos bajos de las costillas de cordero, esto es, la carne de peor calidad del cordero por su alto contenido de grasa.
Hoy su población es adicta a estas piezas de carne y eso lo ha convertido en el país más obeso del mundo con el 52.4% de varones y el 67.2% de mujeres obesas, según Lancet y aproximadamente 40% sino más de la población con diabetes tipo 2 y una esperanza de vida en declive.
Para algunos, el problema es el prejuicio contra los hábitos alimenticios tradicionales (pescado, hortalizas y coco) que los ha hecho preferir cualquier cosa que venga del mundo occidental que es sinónimo de modernidad: carne de cordero con grasa, lista para asar y barata, importada de Nueva Zelanda.
Todos pensaron que como era importado era mejor y el nivel de educación de la población no permitió que discriminaran si era bueno o malo para la salud.
Desafortunadamente, se trataba del extremo de baja calidad de la costilla del cordero que es la parte con mayor cantidad de grasa, aproximadamente 40% de cada 100 gramos es grasa saturada que tiene más de 400 calorías, por lo que es el corte más barato, según señala una nota de la BBC.
Por eso, esta carne es preferida al pescado que resulta más costoso cuando es pescado con cordel, y tampoco hay mucho porque se exporta a Hawai y solo los barcos extranjeros hacen pesca de arrastre con redes.
Cuando el gobierno ha intentado establecer un impuesto a esos cortes de carne, la población ha protestado, ya están enganchados. Y aunque algunos científicos atribuyen su obesidad a una genética particular que se desarrolló porque en el pasado tuvieron que vivir largos periodos sin alimentos lo que hizo que sus cuerpos se aferraran a las grasas, lo cierto es que se están matando y algo se tiene que poder hacer para evitar que lo sigan haciendo.
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