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Con la depresión no se juega
Una de las cosas de las que se quejan algunos padres con hijos adolescentes es que duermen mucho o que siempre andan cansados. La mayoría de veces atribuyen esto a que el desarrollo les ha venido con exceso de sueño y flojera para todo.
Lo que pocos saben es que esos síntomas podrían estar relacionados con un cuadro de depresión.
¿Por qué podría estar deprimido un adolescente?
Porque está estresado y cuando las personas tienen largos periodos de estrés, su cerebro se llena de la hormona cortisol que al tener un contacto prolongado con esta hace que haya menos dopamina y serotonina, cuya ausencia genera depresión.
Saber esto es importante porque hoy en día la depresión es una de las enfermedades que más se investiga, y de las que se escucha en los últimos años porque está llevando hasta el suicidio a muchos adolescentes y jóvenes.
Para empezar no hay que subestimarla. Todo lo contrario, porque es una enfermedad que hoy en día es un problema real que solo en los EE.UU. afecta a 1 de cada 10 jóvenes. De estos, el 80% suele tener depresión clínica y no recibe nada para tratarla. Además, suele venir acompañada por una profunda tristeza y, tiene grandes efectos en el sueño de la persona.
Las personas deprimidas quieren dormir todo el tiempo y pierden las ganas de hacer cualquier tipo de actividad.
Haber desaprobado un curso o terminado una relación, pueden ser algunas de las razones por las cuales se desencadena la enfermedad, aunque normalmente es una concentración de factores que no pueden ser manejados por el individuo.
El artículo “Why depression makes you tired” de ZME Science, sobre el cual se inspira esta nota, señala que la depresión afecta tanto el apetito como el sueño. Pero en lo que respecta a lo último, los científicos han encontrado que les cuesta mucho más tiempo quedarse dormidos, el tiempo total de sueño se reduce dramáticamente, tienen de poco a nada de sueño profundo, el movimiento rápido de los ojos (la última etapa del sueño antes de despertar que es cuando soñamos) se produce temprano, y se levantan más veces durante la noche, lo cual hace que se sientan más cansados al día siguiente.
Así que si tienes un hijo que cuando recién se despierta ya está cansado, hay que observar su estado anímico, su apetito y su nivel de sueño porque podría estar pasando por un cuadro de depresión y hay que evitar que se haga crónico.
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