IDEAS
El impacto de las relaciones sociales en los niños
Un reciente estudio denominado Cortisol, salivary alpha-amylase and children´s perceptions of their social networks, de investigadores de la Universidad de Missouri, liderados por Mark Flinn, profesor de Antropología biomédica y director del Departamento de Antropología, ha llegado a la conclusión que las relaciones sociales en la infancia y adolescencia pueden generar consecuencias fisiológicas en los menores, entre las cuales estás el estrés y otros que se reflejan en el desarrollo y su comportamiento de adultos.
Además, han advertido que como consecuencia de este estrés o presión externa que les genera las relaciones sociales los menores segregan hormonas como el cortisol salival y la amilasa alfa-salival que son indicadores del estrés al que está sometido el cuerpo.
El análisis se centró en evaluar la relación entre las redes sociales personales de los niños, así como la percepción de tamaño de la red social y la densidad con biomarcadores, como el cortisol y la amilasa alfa-salival que pueden indicar niveles de estrés en los menores.
De acuerdo a lo que señalan los investigadores, se quería demostrar si la comparación de redes sociales entre niños, afectaba a estos, en la medida que puede influir en el comportamiento humano y la salud en la edad adulta.
Para realizar el estudio, los investigadores usaron data de un pequeño pueblo en la Costa de República Dominicana, para lo cual Flinn y su equipo se integraron en la población con el fin de recoger datos socioeconómicos, demográficos y de salud, así como los datos de relaciones de los residentes en la zona (abuelos, padres e hijos). Gracias a la posibilidad que tuvieron de trabajar en una comunidad de menos de 500 mil habitantes, pudieron observar a 40 niños entre 5 y 12 años como si estuvieran en un laboratorio para determinar la influencia que tenían las relaciones sociales que se cultivan desde pequeños en su comportamiento. Esos niños representaban el 80% de los niños del pueblo.
Los investigadores consultaban a los niños sobre sus redes sociales percibidas para saber si las consideraban densas o cercanas. Además, pasaban pruebas de saliva antes, durante y después de la entrevista y los niveles de cortisol y de la amilasa alfa-salival.
Los resultados revelaron que los niños que se sentían estresados respecto al tamaño y densidad de sus redes sociales, tenían altos niveles elevados de cortisol y de la amilasa alfa-salival, lo que significa que el estrés los afectaba, y este a su vez tenía influencia en su comportamiento.
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