IDEAS
Electricidad a partir de basura marina
Un estudio elaborado por la organización Delphinschutz titulado “The Sea is Drowing, Save”, indica que los daños que provoca la basura marina incluyen el deterioro del paisaje, modificación de la diversidad y abundancia relativa de especies comerciales y no comerciales, presencia de sustancias tóxicas (pilas, baterías, envases de insecticidas, pinturas) con capacidad de contaminar grandes volúmenes de agua, propagación de especies exóticas- que pueden disminuir o eliminar a las especies nativas afectando la pesquería, entre otros.
Esto explica que cada vez surjan más iniciativas que buscan encontrar estrategias para luchar contra este tipo de daños. Una de estas es la impulsada por instituciones como “Race for Water” con sede en Suiza que en 2015 envió a la expedición científica “Race For Water Odissey” a recorrer los océanos Atlántico, Pacífico e índico para estudiar el problema de la basura marina durante 300 días.
Los investigadores visitaron 5 “remolinos” oceánicos gigantescos en cuyo centro se acumulan los deshechos plásticos. De acuerdo a swissinfo, sobre cuyo artículo se inspira esta nota, el equipo inspeccionó áreas de 10m2 en 15 playas y recogió pruebas de basura plástica que envió a la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), a la Universidad de Bordeaux y a la Escuela de Estudios Superiores de Ingeniería y Arquitectura de Friburgo (HEIA), para su análisis.
El principal hallazgo de esta investigación es que es posible desarrollar procedimientos de hidrólisis (gasificación) a altas temperaturas. Para ello, en alianza con una empresa cuyo nombre no ha trascendido han desarrollado unidades experimentales con reactores que queman los desechos a 1 200- 1 400 grados, sin oxígeno. A esas temperaturas, el plástico se transforma en gas sintético, una mezcla de hidrógeno, metano, dióxido y monóxido de carbono. Esos gases combustibles podrían ser utilizados para activar turbinas y producir electricidad.
El informe final de RFW será publicado en el verano europeo y se podrá conocer el potencial de esta alternativa de generación de energía que puede ayudar a limpiar los océanos.
RFW no está sola en la lucha. Otras iniciativas han sido emprendidas como la del holandés Boyan Slat, (21 años), fundador de la organización Ocean Cleanup, que prevé instalar una barrera flotante en el Mar del Norte, de 23 km de longitud en las costas de Países Bajos. Slat espera instalar un primer cerco de 100 metros para contener los desechos plásticos y poder así recuperarlos y reciclarlos. Su objetivo final es establecer una red de 100 km de largo que en diez años podría “limpiar hasta la mitad de la basura plástica” en los océanos.
Por otra parte, unos investigadores ingleses trabajan en el SeaVax, un barco alimentado con energía solar y eólica. La nave, afirman, puede aspirar y almacenar 150 toneladas de basura plástica.
Todas estas iniciativas buscan limpiar el mar, pero lo ideal sería no tener que limpiarlo.
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