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¿Son los cursos online efectivos?

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Los estudiantes que tomaron el curso virtual tenían 10% menos oportunidad de pasar el curso que aquellos que lo tomaron de forma presencial.
13 de abril de 2016
Red star
Por qué es importante
La universidad no logró gastar menos en los cursos online como se creyó inicialmente, debido a que debían pagar igualmente al maestro que dictaba el curso virtual y al que lo hacía presencialmente.

Nosotros creemos que no hay blanco o negro cuando se tiene que responder una pregunta como esta, porque la realidad ha demostrado que en algunos casos la educación online puede resultar muy efectiva. Sin embargo, también hay evidencia que en algunos casos genera más problemas que soluciones.

Precisamente, un reciente estudio en los Estados Unidos en el que se evalúa la efectividad de la educación online aplicada a alumnos que habían desaprobado un curso, no solo no es efectiva sino que no permite mejorar los resultados educativos de los alumnos ni reducir el costo que tienen que asumir las entidades educativas por estos alumnos.

¿Cómo funcionaba?

Los alumnos que desaprobaban un curso podían matricularse en cursos a distancia, con el fin de que pudieran acomodar su horario y que este no interfiriera con los horarios de sus nuevas materias. Esto se pensó tendría también una ventaja respecto a los gastos que tendría que asumir la institución por estos alumnos.

Sin embargo, los resultados fueron contrarios a lo que se esperaba, según da cuenta un interesante artículo en NPR denominado “Research Finds Poor Outcomes For Students Who Retake Courses Online”, el cual inspira esta nota.

  • Los estudiantes que tomaron el curso virtual tenían 10% menos oportunidad de pasar el curso que aquellos que lo tomaron de forma presencial.
  • Más de la mitad de los alumnos obtuvieron la peor calificación, mientras que en el caso de los que tomaron el curso presencial esto ocurrió con menos de la mitad de inscritos.
  • Los estudiantes virtuales dijeron que el curso era más complicado y que desconocían las bases con las que se les evaluaba.

De otro lado, la universidad no logró gastar menos en los cursos online como se creyó inicialmente, debido a que debían pagar igualmente al maestro que dictaba el curso virtual y al que lo hacía presencialmente.

Lo único positivo y más bien anecdótico que ocurrió es que los alumnos inscritos para estudiar a distancia en su mayoría acudían al laboratorio de computación para tomar la clase, esto es, estaban todos juntos, y cuando había un tutor a quien preguntarle alguna cosa, aun cuando no sea el profesor de la materia, los resultados cambiaban positivamente.

De alguna manera, la posibilidad de poder interactuar con alguien durante el proceso de aprendizaje favorece la herramienta en sí misma.

Este estudio no descalifica la educación a distancia como sistema, pero da luces sobre algunas particularidades que hay que tener en cuenta para efectos de seleccionar los cursos que pueden ser dictados bajo esta modalidad.