IDEAS
¿Pueden las empresas perder el alma?
Un artículo super retador de Financial Times, “How Airbnb has lost its soul”, sugiere que Airbnb, la empresa insignia de la economía compartida en el segmento del hospedaje ha perdido su alma.
Para poner a todos en contexto, es importante que se sepa que Airbnb empezó en 2008 como una pequeña compañía de San Francisco que quería hacer que las personas que tenían un cuarto extra sin utilizar se lo dieran a personas que los necesitaban temporalmente a precios bajos. Este concepto de negocio hizo a Airbnb muy popular entre los millennials porque era un mecanismo accesible que les permitía tener una experiencia de vacaciones únicas.
Una de las claves del negocio era que no había intermediación. Airbnb no alquilaba sus propiedades sino que conectaba a personas que tenía una con otras que las necesitaban temporalmente. Ello les permitió competir con los hoteles con el añadido de que ofrecían experiencias de estadías únicas a menor precio.
El problema se ha presentado con el hecho que ahora los dueños de las viviendas disponibles están entregándolas a intermediarios para que estos consigan para ellos mejores condiciones, lo que ha hecho que los precios suban de forma exorbitantes al punto que ya no hay diferencia con los hoteles y habitaciones.
Esto ha ocurrido porque Airbnb ofrecía hospedaje trabajando con anfitriones que tenían habitaciones o viviendas disponibles, pero no con corredores inmobiliarios profesionales que buscan sus propios márgenes.
Anteriormente, Airbnb ya se había percatado que cada vez hay más empresas que los buscan para colocar varias propiedades y obviamente todo este tipo de cosas está pervirtiendo el sistema de alojamiento que habían creado, y haciendo que se pierda la esencia de un negocio donde se conectan personas con diferentes necesidades.
El problema de esto, es que la empresa pierde la autenticidad que la llevó a tener éxito y se convierte en un negocio donde los propietarios de los inmuebles de hospedaje que ofrecen no son personas o familias autónomas, sino empresas inmobiliarias.
Ahora toca ver lo que hace Airbnb para sostener su modelo de negocio que se está dirigiendo a perder lo que lo hizo exitoso: ser un sistema de aprovisionamiento de alojamiento de bajo costo para jóvenes turistas que quieren vivir experiencias auténticas y con identidad, capitalizando los espacios disponibles de familias y personas naturales para ganar algo de dinero siendo parte de la familia Airbnb.
Así que todo parece indicar que las empresas sí pueden perder su alma.
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