PERSONAS
Gigante de yogurt griego regala el 10% de la empresa a sus trabajadores
Hamdi Ulukaya llegó a los EE.UU. con 24 años, procedente de Turquía y en 2005 creó Chobani una empresa de yogurt griego valorizada en unos USD 5 mil millones, líder en ese segmento de mercado, con 2000 empleados y que se ha convertido en una piedra en el zapato de las gigantes del sector como Danone, Yoplait y otros de la industria de bebidas que están desarrollando productos con yogurt.
Lo que nunca imaginó es que las ventas del yogurt griego tuvieran un crecimiento tan explosivo como resultado de una mayor preocupación por la salud y que esa pequeña fábrica que abrió al norte de Nueva York se convirtiera en pocos años en la compañía que es hoy y que incluso se da el lujo de patrocinar al equipo olímpico de EE.UU. y de producir series limitadas con motivos específicos como la que ha producido para las Olimpiadas de Río de Janeiro.
Lo bueno es que nada de eso le ha hecho perder la perspectiva de quién es y de dónde vino este empresario y por eso es conocido por dar empleo a refugiados para darles la oportunidad de integrarse en la sociedad y cumplir su propio sueño americano. Además, siempre ha pagado a sus empleados por encima del salario mínimo y les da todos sus beneficios.
Ahora ha dado un paso más y ha entregado el 10% de las acciones a sus trabajadores.
De acuerdo a lo que ha señalado, solo quiere reconocer el aporte de sus trabajadores al crecimiento de la empresa, como un incentivo por lo que han ayudado a construir y solo es una muestra de su apuesta por el valor compartido.
En una entrevista concedida al New York Times, que luego este denomina At Chobani, Now It´s Not Just the Yogurt That´s Rich, sobre la cual se basa esta nota, Ulukaya confiesa que espera que esta decisión comprometa aún más a su equipo.
Dado que lo único que se sabe es que el criterio principal para definir las acciones por trabajador ha sido la antigüedad, se estima que alguno podría recibir acciones con un valor de cerca de USD 1 millón.
Cuando los trabajadores recibieron el martes sobres con el número de las acciones que le tocaba a cada uno, se quedaron embargados de emoción por sentirse dueños de lo que han ayudado a construir.
Este gesto de este empresario inmigrante ha tocado las fibras de una sociedad donde existen grandes brechas entre lo que ganan los ejecutivos y sus trabajadores. Por eso, es reconocido como poco común porque ninguna empresa lo hace y menos aun cuando ya se sabe lo que vale en el mercado.
Ojalá en nuestros países hubieran más Chobanis.
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