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El ingrato precio de la quinua
Al igual como advertíamos el año pasado en nuestra nota Las consecuencias de la guerra de la quinua, ahora, The Economist llama la atención sobre la caída del precio del grano ancestral y cómo está afectando a productores de Perú y Bolivia, en su artículo Plummeting quinoa prices are hurting farmers in Perú and Bolivia, sobre el que se inspira esta nota.
Y es que algo contra lo que no se puede luchar es contra la ley de la oferta y la demanda. Cuando hay un exceso de oferta, lo normal es que los precios caigan, que es lo que ha ocurrido con la quinua, luego de una década del boom que llevó a que otros países empezaran a producir el grano que antes se producía solo en los andes de Perú y Bolivia.
Una parte de moda, pero también las propias bondades nutricionales de la quinua llamaron la atención sobre ella y eso incrementó el interés en consumirla que sin duda permitió que muchos productores de Perú y Bolivia se beneficiaran de su mayor demanda y de lo atractivo de sus precios internacionales entre 2000 y 2014. Esto motivó que en Bolivia muchas personas dejaran sus negocios en las ciudades y volvieran al campo a cultivas quinua para participar de las ganancias que estaba dando el grano de oro.
En el interín, la población de esos países no podía consumir quinua a USD 6 o USD7 kilo en chacra, a pesar de los problemas de desnutrición de su población. Más bien, las clases medias empezaron a revalorizar más la quinua a la luz de la notoriedad que había adquirido ese grano andino entre personalidades como Oprah Winfrey, entre otros. No obstante, no se aprovechó para generar una corriente más arraigada hacia el consumo de este tipo de alimento.
The Economist afirma que el aumento de los precios permitió que los productores incrementaran sus niveles de gasto en comparación de quienes producían otros productos. Sin embargo, esas noticias parecen haberse acabado, y la culpa la tiene el exceso de producción que hoy existe para atender la demanda internacional.
De acuerdo a las cifras que se citan, ambos países aumentaron en conjunto en 227% el volumen de sus envíos hacia la Unión Europea entre 2012 y 2015, pero en el último año, los precios han caído en picada en un 40%, lo cual ya se está reflejando en la calidad de vida de los productores.
Si bien los productores siguen atesorando su grano con la esperanza que vuelva a subir el precio, nuevos estudios señalan que los precios podrían caer aún más, porque no se sabe que tanto tiempo podrán almacenar la quinua los productores (se estima no más de 2 años).
Así, que el panorama parece bastante claro, y es probable que los productores golondrinos terminen saliendo como entraron y quienes ya estaban en el negocio tengan que mejorar sus niveles de rendimiento para ser competitivos en el nuevo contexto.
La otra alternativa claramente, es apuntar a un nicho de mercado de lo orgánico que solo puede permitirse en las zonas más altas de la puna boliviana y peruana.
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