IDEAS
Calamares para rato
Mientras el mundo sufre la reducción de casi todas las pesquerías, todo parece indicar que eso no es lo que está ocurriendo con algunos de los cefalópodos, los cuales de acuerdo a un reciente estudio denominado Global proliferation of cephalopods, tienen una población que se habría incrementado progresivamente desde 1960. Sin embargo, esto no implica necesariamente algo positivo.
Los investigadores sugieren que esta proliferación de poblaciones podría haber sido impulsada por procesos a gran escala que son comunes a los ambientes marinos, o, por las características biológicas comunes a todos los cefalópodos que pueden resistir el incremento de la temperatura de los océanos, en tanto tengan alimento suficiente, e incluso que esta acelere los ciclos de desarrollo, haciendo que la etapa de reproducción llegue más rápido.
Entre los procesos a gran escala está el agotamiento mundial de las poblaciones de peces, lo cual incide en la reducción de los depredadores marinos de estos invertebrados como el tiburón, el atún y el pez espada. Esto significa que hay un componente ecológico y otro socioeconómico asociado al aumento de la biomasa de los cefalópodos.
El problema es que los calamares son depredadores voraces muy adaptativos que podrían afectar otras especies, aunque también favorecer a aquellas que dependen de estos para su alimentación, así como a las comunidades pesqueras que los tienen como fuente de ingreso.
Los investigadores también sugieren que el ser humano también estaría favoreciendo su supervivencia por el incremento de la acidificación de los océanos, pero al ser la única especie que abunda, también hay algunas variedades que muestran signos de sobre explotación, por lo que igualmente debe ser gestionada.
Todo esto debe llevar a estar alerta porque a pesar de que para los pescadores de calamar el incremento de la biomasa parezca algo positivo, para los investigadores se trata de una situación preocupante puesto que las consecuencias son muy inciertas. “Cambios globales tan dramáticos direccionan las cosas hacia un nuevo estado, del cual sabemos muy poco. Podemos tener más pulpo y calamar en nuestros platos a corto plazo. Pero, ¿cuáles son las consecuencias de esto a largo plazo?”, señala Benjamin Halpern de la Universidad de California, Santa Bárbara.
Por ello, los investigadores esperan que en próximos estudios se tenga un panorama más claro acerca de las consecuencias de este fenómeno y que se traten de resultados positivos.
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