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Vísceras para reducir el impacto ambiental
En más de una ocasión se ha llamado la atención respecto al impacto que tiene la producción de carne en el cambio climático, por la cantidad de agua que demanda la crianza de ganado y las emisiones que esta genera, lo cual en muchos casos ha sido un incentivo para las corrientes veganas y vegetarianas que apuestan por reducir y eliminar el consumo de carne, según sea el caso.
Sin embargo, como es difícil luchar contra los carnívoros que son mayoría en el mundo, recientemente han surgido propuestas que sugieren mejorar el aprovechamiento que se hace de las reses, aumentando el consumo de vísceras como el hígado, los riñones, el corazón y otros órganos del ganado de vacuno, principalmente cuando se sabe que han sido alimentados saludablemente porque son ricos en nutrientes.
El problema es que no muchas personas tienen el hábito de consumir estos productos en sus dietas cotidianas, como si ocurre con el cerdo que se aprovecha en su integridad. Principalmente, en los países de occidente, no existe un verdadero hábito de consumo de las vísceras y otras partes del ganado vacuno como la lengua y las patas.
Precisamente, el portal Grist difundió una discusión respecto al aporte que podría haber del aumento de consumo de vísceras en el ambiente, para reducir las emisiones que genera la crianza de ganado, tal como se plantea en su artículo “Can we reduce meat’s climate impact by eating more animal parts?”.
La respuesta que da Umbra en la sección donde se discutió esta posibilidad, indica que es difícil contar con que eso ocurra porque los estadounidenses no tienen hábito de consumo de lo que los italianos conocen como el quinto quarto (vísceras y partes), por lo que seguirán echando todo eso a la basura y lo máximo que harán será vender las pezuñas para preparar gelatina y caramelos.
Lo que sí recomienda es que se opte por un consumo más consciente.
¿Cómo lograr esto?
Un consumo más consciente es también uno más informado por lo que se sugiere preferir comprar la carne y sus partes en carnicerías pequeñas, que nos permitan saber de dónde viene la carne que venden y que eso genere confianza sobre las vísceras y partes que compramos, será mejor y más saludable.
Tal como se plantea en el artículo que sirve de base para esta nota, esto no reducirá las reses que se matan pero sí ayudará a que genere menor cantidad de desperdicio.
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