IDEAS
Saber algo no significa entenderlo
Lo más probable es que sepas montar bicicleta y que disfrutes hacerlo. Es muy probable también que a lo largo de tu vida le hayas enseñado a alguien a montar bicicleta y que compartas la creencia popular de que uno nunca olvida cómo montar bicicleta.
En Holanda comprobaron con un experimento tan sencillo como sorprendente que, aun cuando sepamos montar bicicleta, realmente no entendemos cómo lo hacemos.
Todo empezó con la broma que unos soldadores muy talentosos decidieron hacerle a un ingeniero. Los soldadores retaron al ingeniero a montar una bicicleta a la que ellos habían introducido una pequeña pero significativa modificación. La modificación consistía en que el timón funcionaba exactamente al revés de lo que debería: al girarlo a la izquierda, la bicicleta se movía hacia la derecha y viceversa. No suena complicado, ¿no es verdad?
El asunto es que sí lo es. El ingeniero no solo no pudo hacerlo al primer intento sino que para poder mantener el equilibrio en esta bicicleta modificada tuvo que practicar diariamente durante 5 minutos por 8 meses. Sí, 8 meses. Por más que creas que tú podrías con este reto, la verdad es que no podrías, pues el cerebro humano simplemente no puede manejar fácilmente una pequeña modificación al algoritmo que domina el proceso a través del cual montamos bicicleta. Esto quiere decir que existen aspectos de nuestra vida diaria que no podemos cambiar con facilidad, aunque queramos.
Las sorpresas del experimento no acaban ahí. Después de 8 meses, cuando ya había conseguido montar con facilidad la bicicleta modificada, el ingeniero decidió montar nuevamente una bicicleta tradicional. No pudo hacerlo al primer intento y tardó más de 20 minutos en volver a recordar el viejo algoritmo de cómo manejar una bicicleta que durante 8 meses había tratado de modificar en su cerebro.
No contento con los resultados, el ingeniero replicó este experimento con su hijo de 5 años, la persona genéticamente más parecida a él. Este tardó solo 2 semanas en aprender a montar la bicicleta modificada, lo cual solo revela cuán diferente es la plasticidad del cerebro de un niño respecto del de un adulto y también explica, entre otras cosas, por qué es tan fácil para los niños aprender idiomas a una edad temprana.
Tres son las enseñanzas que el ingeniero extrae de su experimento:
- La primera es que a veces los soldadores son más inteligentes que los ingenieros.
- La segunda es que el hecho de que sepamos hacer algo no quiere decir que lo entendamos.
- La tercera es que la verdad es la verdad, independientemente de lo que nosotros creamos que es verdad.
Si deseas ver con tus propios ojos el experimento, mira el siguiente video.
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